PASADO Y PRESENTE DE ARP-SAPC:

LA SOCIEDAD PARA EL AVANCE DEL PENSAMIENTO CRÍTICO


Juan A. Rodríguez
Secretario de ARP-SAPC y director de la revista El Escéptico.
 

A finales de los años setenta, España vivía una ebullición de asuntos tales como la parapsicología, la ufología y las llamadas por entonces «ciencias ocultas», signo de unos nuevos tiempos tras el fin de la dictadura franquista, donde estas actividades no eran bien recibidas por ser contrarias a la fe católica vertebradora del régimen. Eran muchos los aficionados a ellas y casi todo el mundo las consideraba temas serios, dado que ocupaban espacios de máxima audiencia en los medios de comunicación, en especial en las franjas dedicadas a programas de entretenimiento.

No obstante, al menos en el caso de la ufología, un grupo de adeptos comenzó a plantearse la veracidad del asunto, dado que, a pesar del tiempo y los esfuerzos dedicados a cientos de investigaciones, jamás encontraban algo que no tuviera una explicación racional. Incluso vieron lo fácil que era engañar a los crédulos con unos montajes tremendamente burdos. Nació así la Alternativa Racional para la Investigación del Fenómeno Ovni (ARIFO), que duró cerca de un lustro, hasta que vieron que la ufología era poco más que un mito social, y comenzaron a buscar otras áreas de interés, como la telepatía, la telequinesia, el espiritismo o la astrología. También empezaron de manera más intensa los contactos con colectivos y personalidades internacionales, como Paul Kurtz y el CSICOP, la Unión Racionalista francesa y Henri Broch, así como con el filósofo Mario Bunge. Había llegado el momento, allá por 1986-1987, de fundar la Alternativa Racional a las Pseudociencias (ARP).

Con ARP comenzó una labor quizá más seria, con intervenciones más o menos frecuentes en los medios de comunicación y ambientes académicos intentando rebatir y dar explicaciones racionales a cuanto fenómeno mal explicado pretendía hacerse pasar por inexplicable, organizando conferencias y cursos, y editando la publicación pionera del escepticismo español: La Alternativa Racional. Esta era un compendio de textos propios, recortes de prensa y poco más, un fanzine fotocopiado y grapado a mano, con una distribución muy limitada.

Ya en los años noventa se dio un nuevo paso: la crítica a las pseudociencias no era suficiente, sino que era necesario extender el escepticismo científico a muchas más áreas. De ahí surgió la denominación actual: Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (ARP-SAPC), donde ese ARP ha quedado como recuerdo nostálgico de su anterior nombre, aunque sin un significado concreto. Según reza en sus estatutos, los objetivos son:  impulsar el desarrollo de la ciencia, el pensamiento crítico, la educación científica, el laicismo y el uso de la razón; promover la investigación crítica de las afirmaciones paranormales y pseudocientíficas desde un punto de vista científico y racional, y divulgar la información sobre los resultados de estas investigaciones entre la comunidad científica y el público en general.

Desde entonces, el único cambio significativo ha sido añadir, en 2013, la promoción del laicismo como uno de sus objetivos. Cabe señalar que, al menos en España, el movimiento escéptico no se ha caracterizado nunca por hacer demasiado hincapié en criticar las ideas de tipo religioso —siempre que no se intenten hacer pasar como iguales al conocimiento científico—, quizá porque en una Europa tan secularizada como es la actual la religión ha ido quedando cada vez más restringida al ámbito de las creencias personales y la libertad de conciencia, sin una incidencia social tan profunda como antaño.

Un hito importante en esta andadura fue la salida, en 1998, del primer número de la revista El Escéptico, ya en imprenta y con aspecto más profesional, de la que actualmente se llevan editados 58 números y sigue viva con una tirada que ronda los mil ejemplares, todos ellos disponibles en nuestra web en formato PDF.

Echando un vistazo a la misma, se puede notar cómo ha ido cambiando nuestro foco de atención. En los primeros números se recogían trabajos dedicados por ejemplo a la videncia, los extraterrestres, la criptozoología, la sábana santa o las interpretaciones esotéricas de la Biblia o la Torá. Son casi todos ellos temas que han quedado bastante olvidados, desplazados por todo lo relativo a las pseudociencias asociadas a la salud, algo que hace apenas unas décadas apenas existía, aparte de algún folclórico curandero de pueblo que era utilizado en general tan solo por personas con pocos recursos y escasa cultura. También está ocupando nuestra labor todo lo relacionado con los nuevos movimientos sectarios, las pedagogías pseudocientíficas o las teorías conspirativas (movimientos antivacunas, antiantenas de telefonía, negacionismo del cambio climático…), así como la manipulación de la historia, en especial con motivaciones políticas. Todo ello en colaboración con otros colectivos que han ido surgiendo en los últimos años, como el Círculo Escéptico, la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) o RedUNE (Red de Prevención del Sectarismo y del Abuso de Debilidad).

Aunque entendemos que nuestra labor sigue siendo necesaria, por lo que no cabe entre nuestros planes disolvernos, la divulgación de la ciencia está viviendo una época dorada en España con considerable eco en los medios, aunque sea en páginas un poco escondidas o en horarios difíciles en el caso de la radio y la televisión. Un jalón fundamental en ello ha sido sin duda la pandemia de covid, que ha requerido aclarar muchas dudas y combatir mucha desinformación. También hemos de señalar el cambio de mentalidad que se está dando en el mundo académico y profesional, tradicionalmente al margen de estos asuntos, quizá por minusvalorar su importancia, y que se está traduciendo en iniciativas concretas, como es el observatorio de pseudoterapias y sectas sanitarias de la Organización Médica Colegial o el plan CoNprueba del Gobierno de España.

La pseudociencia, aunque no ha desaparecido, ni mucho menos, va quedando relegada a las redes sociales, donde sigue ganando por goleada: conseguir unos cientos de visitas en nuestro canal de YouTube lo consideramos un éxito, mientras que cualquier gurú consigue que sus disparates sean seguidos por cientos de miles de personas. Y otro aspecto que no terminamos de solucionar es el de la brecha de género en el movimiento escéptico, tradicionalmente copado por varones. En ARP-SAPC, menos de un 20 % de nuestros miembros son mujeres. Sin embargo, las pseudociencias, en especial las asociadas con la salud o el misticismo New Age, son seguidas por mujeres en su inmensa mayoría, si bien sus líderes y manipuladores son mayoritariamente hombres.

Toda la información relativa a ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico se puede consultar en la web www.escepticos.es

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