(COMITÉ
PARA LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA DE LAS AFIRMACIONES SOBRE LO PARANORMAL):
LOS PRIMEROS 20 AÑOS: 1976-1996
Kendrick
Frazier (1942–2022),
Director de The Skeptical Inquirer (1978-2022)
(Foto de Wikipedia)
El Comité para la Investigación Científica de las
Afirmaciones sobre lo Paranormal, más conocido por su acrónimo en inglés
CSICOP, es una organización independiente sin ánimo de lucro que evalúa las
afirmaciones sobre lo paranormal y las ciencias marginales desde un punto de
vista científico e intenta proporcionar al público y a los estudiosos
información científicamente fiable sobre ellas. También fomenta la apreciación
del pensamiento científico y la aplicación de la ciencia y la razón a
cuestiones públicas importantes.
Lo hace principalmente a través de su revista internacional Skeptical
Inquirer y sus congresos académicos anuales. Ambos abordan una amplia gama
de afirmaciones y cuestiones sobre lo paranormal. En los últimos años, el
CSICOP también ha patrocinado una serie de talleres por todo Estados Unidos que
ofrecen lecciones sobre pensamiento crítico y técnicas para evaluar las
afirmaciones paranormales. Publica un boletín, Skeptical Briefs. Y constituye
un importante recurso para los medios de comunicación que buscan una
perspectiva científica sobre afirmaciones y cuestiones relacionadas con lo
paranormal, las ciencias marginales y las pseudociencias.
El CSICOP estuvo presidido desde su creación en 1976 por
Paul Kurtz, profesor de filosofía (ahora emérito) de la Universidad Estatal de
Nueva York en Buffalo. Está situado frente al campus de Amherst, N.Y., de dicha
universidad.

En los años transcurridos desde entonces, ha sido una fuerza
muy visible y, en ocasiones, franca para cuestionar e investigar afirmaciones
no examinadas sobre asuntos supuestamente paranormales. Ha publicado miles de
páginas de críticas a las afirmaciones. Ha criticado duramente a quienes las
propagan de forma acrítica. Ha fomentado y publicado debates sobre las
cuestiones filosóficas, psicológicas, sociales, culturales y educativas que
giran en torno a la creencia generalizada en lo paranormal y la fácil
aceptación de afirmaciones paranormales y de ciencias extraoficiales. Ha
intentado fomentar la comprensión de que la ciencia implica los métodos más
creativos e inteligentes para descubrir nuevos hechos sobre la naturaleza y una
apertura a todas las ideas nuevas, sometiéndolas al mismo tiempo al examen y la
crítica más estrictos antes de que puedan recibir una aceptación siquiera
tentativa. Ha pedido a los medios de comunicación que sean más equilibrados en
su cobertura de los temas paranormales, y ha honrado y premiado a los
académicos y periodistas que, a su juicio, han tratado estos temas de forma
justa, científica y responsable. También se ha visto envuelto en varias
polémicas importantes y al menos en una larga batalla legal. Y el propio CSICOP
ha sido objeto de críticas casi continuas tanto por parte de los defensores de
lo paranormal como de otros que, en desacuerdo o de acuerdo con sus objetivos,
han considerado que sus métodos o tácticas no eran de su agrado.
Las afirmaciones evaluadas han ido desde las afirmaciones
personales de autoproclamados "psíquicos" de que tienen increíbles
poderes de clarividencia, psicoquinesis o precognición hasta las afirmaciones
más cautelosas de pruebas estadísticas de laboratorio de percepción
extrasensorial presentadas por parapsicólogos experimentales; desde la
astrología en su forma popular más simple (horóscopos de los periódicos) hasta
sus manifestaciones más arcanas y técnicamente adaptadas de la era informática;
todo tipo de otras supuestas adivinaciones, como la lectura de la mano, la
lectura del aura y la iridología; desde afirmaciones de que los ovnis son naves
extraterrestres que visitan la Tierra en grandes cantidades (sin que lo sepan
los astrónomos que hasta ahora han buscado en vano pruebas de inteligencia
extraterrestre) hasta obsesiones más recientes en las que los alienígenas
supuestamente capturan por millones a ciudadanos desprevenidos y los examinan
médica y sexualmente); la idea de que las experiencias cercanas a la muerte y
fuera del cuerpo son pruebas de un literal viaje al más allá o del alma;
afirmaciones pseudoantropológicas como la de que los "antiguos
astronautas" trajeron a los habitantes del Nuevo Mundo los conocimientos
necesarios para construir pirámides mesoamericanas, y afirmaciones sobre
grandes criaturas aún por descubrir, como Pie Grande y el monstruo del Lago
Ness, algunos de cuyos defensores ofrecen hipótesis paranormales sobre por qué
aún no se ha demostrado que existan.
Las afirmaciones examinadas también han incluido temas cuyo
contenido es sólo parcialmente paranormal, pero que plantean problemas públicos
urgentes. Entre ellos se incluyen el uso de la grafología y la poligrafía para
seleccionar a los solicitantes de empleo; los intentos de los creacionistas de
disfrazar las interpretaciones literales de las escrituras bíblicas como
"ciencia de la creación" e insertarlas en los planes de estudios
científicos; y las recientes afirmaciones ampliamente promulgadas sobre los
"recuerdos recuperados", es decir, las afirmaciones de que los
terapeutas que utilizan la hipnosis realmente están descubriendo verdaderos
recuerdos de abusos sexuales rituales y satánicos de niños de los que no se
dispone de ninguna otra prueba. El CSICOP aborda cada vez más este tipo de cuestiones
en sus publicaciones y conferencias más recientes.
El CSICOP recurre a la experiencia de científicos,
académicos y autores de una amplia gama de campos de las ciencias físicas,
sociales y del comportamiento; la filosofía y las humanidades; y personas
ajenas al mundo académico (incluidos escritores científicos y varios magos y
detectives) que tienen habilidades especiales para investigar afirmaciones o
informar al público.
En un sentido estrictamente organizativo, el CSICOP se
componía de un Consejo Ejecutivo de 11 miembros; aproximadamente 70 miembros
(entre ellos tres premios Nobel) que han realizado contribuciones distinguidas
en ciencia, erudición y educación pública sobre la ciencia en su contexto más
amplio; numerosos Consultores Científicos y Técnicos, que pueden proceder de
prácticamente cualquier campo de especialización relevante para las cuestiones
que aborda el CSICOP; y pequeños subcomités sobre astrología, afirmaciones
sobre la salud, la parapsicología y los ovnis.
El Consejo Ejecutivo del CSICOP estuvo formado en su día por
Paul Kurtz; los psicólogos James Alcock (Universidad de York), Barry Beyerstein
(Universidad Simon Fraser), Susan J. Blackmore (Universidad del Oeste de
Inglaterra) y Ray Hyman (Universidad de Oregón); el escritor y crítico Martin
Gardner; el editor aeroespacial Philip J. Klass (Washington, D.C.), el escritor
e investigador Joe Nickell (Universidad de Kentucky), el filósofo Lee Nisbet
(Medaille College), la analista de sistemas Bela Scheiber (Boulder, Colorado) y
el escritor y editor científico Kendrick Frazier (Editor de Skeptical
Inquirer). Kurtz, Hyman, Klass, Gardner y Nisbet formaron parte del Consejo Ejecutivo desde el
principio.
Entre los miembros más destacados del CSICOP se encuentran
el astrónomo Carl Sagan, el físico Murray Gell-Mann, el biofísico Francis
Crick, el químico nuclear Glenn T. Seaborg, el científico evolucionista Stephen
Jay Gould, el zoólogo Richard Dawkins, el filósofo W.V. Quine, el físico e
historiador de la ciencia Gerald Holton, el científico cognitivo y escritor
Douglas Hofstadter, el filósofo Stephen Toulmin, el físico Richard Muller, el científico
planetario David Morrison, el ingeniero aeronáutico Paul MacCready, la socióloga
de la ciencia Dorothy Nelkin, la antropóloga Eugenie Scott, la física e
ingeniera rusa Sergei Kapitza, la psicóloga Elizabeth Loftus, el filósofo Mario
Bunge, el filósofo Paul Edwards, el psicólogo David Marks, el astrofísico
holandés Cornelis de Jager, el matemático John Allen Paulos, el folclorista Jan
Harold Brunvand, la científica espacial Jill Tarter, el psicólogo Milton
Rosenberg y el psiquiatra y defensor del consumidor Stephen Barrett. El polifacético
escritor científico Isaac Asimov, el psicólogo B.F. Skinner, los astrónomos
Bart Bok y George Abell y los filósofos Sydney Hook y Ernst Nagel fueron
miembros del CSICOP hasta su muerte.
Sin embargo, el CSICOP siempre ha tenido un amplio alcance,
y los artículos e investigaciones que publica, los ponentes de los simposios
que convoca y los expertos a los que remite a los medios de comunicación suelen
proceder tanto de fuera como de dentro de la membresía oficial. Muchos de los
35.000 suscriptores del Skeptical Inquirer también tienden a
considerarse "miembros" no oficiales del CSICOP (aunque no tengan
ninguna relación legal con la organización), hasta el punto de que el CSICOP ha
establecido recientemente una categoría de miembros "asociados al
CSICOP".
El CSICOP tiene un alcance y una perspectiva
internacionales, y su influencia organizativa se extiende por todo el mundo. El
Skeptical Inquirer tiene lectores en 72 países, y sus autores proceden
de muchas naciones. Además, 28 países han creado 42 organizaciones científicas
o escépticas. Aunque autónomos y no afiliados al CSICOP, estos grupos se han
inspirado en cierta medida en el CSICOP y comparten objetivos similares. Seis
países tienen más de un grupo de este tipo: Australia, Bélgica, Canadá, España,
India y Reino Unido. Otros grupos se encuentran en Alemania, Argentina, Brasil,
España, Estonia, Finlandia, Francia, Hong Kong, Hungría, Israel, Irlanda,
Italia, Japón, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, República Checa,
Rusia, Sudáfrica, Suecia, Taiwán y Ucrania.
Además, científicos y escépticos de más de la mitad de los
50 estados de Estados Unidos han creado grupos autónomos locales o regionales
que persiguen objetivos similares. Al igual que con los grupos internacionales,
el CSICOP coopera y trabaja frecuentemente con ellos. Estas organizaciones
nacionales, regionales y locales no pueden hablar por el CSICOP, ni el CSICOP
por ellas. Al mantener un estatus autónomo y no afiliado, los grupos pueden
desarrollar programas y métodos que satisfagan mejor las necesidades de sus
miembros y adaptarse a las situaciones únicas de sus propias zonas. Muchos de
estos grupos publican sus propias revistas o boletines.
Un punto importante y a menudo malinterpretado es que el
CSICOP no realizaba investigaciones y, salvo pequeñas excepciones, no llevaba a
cabo investigaciones propias. Fomentaba la investigación y la comprobación de las
afirmaciones y proporciona un centro de intercambio de información para
científicos e investigadores de universidades y otros lugares que se dedican a
ello. Su revista oficial, el Skeptical Inquirer, ofrece un lugar para la
publicación, previa aceptación editorial, de algunas de estas investigaciones y
para el debate y la discusión sobre su significado. En este sentido, el CSICOP
desempeñaba el mismo papel que cualquier sociedad científica. Las sociedades
científicas (American Physical Society, American Psychological Association,
American Geophysical Union, American Association for the Advancement of
Science, por ejemplo) rara vez llevan a cabo investigaciones como institución,
con la excepción de ocasionales declaraciones políticas. En cambio, sus
miembros realizan investigación científica como parte de su trabajo en
universidades, laboratorios y agencias de investigación. El CSICOP se encontraba en esa misma situación. Esta política fue reconocida y formalizada por el
Consejo Ejecutivo del CSICOP en una declaración emitida en octubre de 1981. Y
el Skeptical Inquirer lleva una declaración estándar en cada número:
"Los artículos, informes, reseñas y cartas publicados en el Skeptical
Inquirer representan las opiniones y el trabajo de autores individuales. Su
publicación no constituye necesariamente un respaldo del CSICOP o de sus
miembros, a menos que así se indique". La mayoría de las revistas de
sociedades científicas incluyen una declaración similar.
El CSICOP se fundó el 30 de abril de 1976 en un simposio
internacional celebrado en el campus de Amherst de SUNY-Buffalo sobre el tema
"Los nuevos irracionalismos: Anticiencia y Pseudociencia". En un
anuncio previo sobre la conferencia, escrito por Paul Kurtz, se exponían los
fundamentos y los temas más sonados que han caracterizado los planteamientos y
preocupaciones del CSICOP durante las dos décadas siguientes:
Se ha producido un enorme aumento
del interés público por los fenómenos psíquicos, el ocultismo y la
pseudociencia. La radio, la televisión, los periódicos, los libros y las
revistas presentan el caso de la curación psíquica, la psicoquinesis, la
inmortalidad, la reencarnación, la fotografía Kirlian, la energía orgónica, la
cirugía psíquica, la curación por la fe, la astrología, los carros de los
dioses, los ovnis, la dianética, la proyección astral, el exorcismo, los
poltergeists y los "talentos" de Uri Geller, Edgar Cayce y Jeane
Dixon. A menudo, la más mínima prueba de estas afirmaciones se exagera y se
presenta como una prueba "científica".
Muchas personas creen ahora que es
muy necesario organizar alguna estrategia de refutación. Quizá no debamos
suponer que la ilustración científica continuará indefinidamente; por lo que
sabemos, al igual que la civilización helénica, puede verse arrollada por el
irracionalismo, el subjetivismo y el oscurantismo. Tal vez el irracionalismo
anticientífico y pseudocientífico no sea más que una moda pasajera; sin
embargo, una de las mejores maneras de hacerle frente es que la comunidad
científica y educativa responda de manera responsable a su alarmante
crecimiento.
Con estos pensamientos en mente,
estamos formando una organización llamada tentativamente "Comité para
Investigar Científicamente las Afirmaciones de Fenómenos Paranormales y
Otros". [El nombre fue cambiado a su forma actual poco tiempo después].
Queremos dejar claro que el
propósito del comité no es rechazar por motivos a priori, previos a la
investigación, cualquiera o todas esas afirmaciones, sino examinarlas abierta,
completa, objetiva y cuidadosamente.
Aún no sabemos el tamaño que
alcanzará nuestro comité ni lo ambiciosos que serán sus esfuerzos..... Hemos
invitado a destacados científicos y expertos en muchos campos a que se unan a
nosotros en esta importante empresa.
La fundación del comité fue patrocinada inicialmente por la
revista The Humanist [El Humanista], de la que Kurtz era entonces
editor, pero poco después el comité se convirtió en una organización
independiente.
La preocupación de Kurtz, filósofo de toda la vida, por los
temas prácticos de la ética, la política, la educación, la religión, la ciencia
y las pseudociencias configuró la perspectiva del CSICOP desde el principio.
En la conferencia inaugural del CSICOP, Kurtz habló
apasionadamente de la actitud científica frente a la anticiencia y la
pseudociencia. Se refirió a los "cultos de la sinrazón y otras formas de sinsentido"
que inundan incluso a las sociedades supuestamente avanzadas. Recordando cultos
ideológicos anteriores como el nazismo y el estalinismo, dijo: "Hoy, las
sociedades democráticas occidentales están siendo barridas por otras formas de
irracionalismo, a menudo de carácter descaradamente anticientífico y
pseudocientífico". Le preocupaba que "un gran número de personas
están aparentemente dispuestas y son capaces de creer en una amplia variedad de
cosas, por escandalosas que sean, sin pruebas o evidencias suficientes". Dio
ejemplos del "actual rechazo de la razón y la objetividad", y lamentó
a los estudiosos que sostienen "que 'una creencia es tan buena como otra'
y que existe una especie de 'verdad subjetiva' inmune a la crítica racional o
probatoria".
Dijo que una dimensión del crecimiento de la irracionalidad
es la proliferación de la pseudociencia, y dio ejemplos, desde afirmaciones
entonces populares como los carros de los dioses y los triángulos de las
Bermudas hasta obsesiones perennes como los ovnis, la astrología y la gente que
alega "poderes psíquicos".
No niego la necesidad constante de
examinar las pruebas y mantener una mente abierta. De hecho, insisto en que es
esencial que los científicos estén dispuestos a investigar las afirmaciones de
fenómenos nuevos. La ciencia no puede ser censora e intolerante, ni aislarse de
los nuevos descubrimientos emitiendo juicios previos a la investigación. Las
formas extremas de cientificismo pueden ser tan dogmáticas como el
subjetivismo. Sin embargo, hay una diferencia entre el uso cuidadoso de los
métodos de investigación, por un lado, y la tendencia a las generalizaciones
precipitadas basadas en pruebas escasas, por otro. Lamentablemente, con
demasiada frecuencia los crédulos tienden a aferrarse a los datos más escasos y
a formular conjeturas de gran envergadura, o a insistir en que sus
especulaciones han sido confirmadas de forma concluyente, cuando no es así.
"Si queremos hacer frente al crecimiento de la
irracionalidad, necesitamos desarrollar un aprecio por la actitud científica
como parte de la cultura", dijo Kurtz. "El objetivo de la educación
debería ser formar personas reflexivas, escépticas pero receptivas a las nuevas
ideas; siempre dispuestas a examinar nuevas formas de pensamiento, pero
insistiendo en que se pongan a prueba antes de aceptarlas".
Contrarrestó la preocupación de que la ciencia deba ser por
tanto fría y limitada refiriéndose al "papel de la imaginación en las
ciencias". Dijo Kurtz: "La ciencia sólo puede avanzar estando abierta
a exploraciones creativas en el pensamiento". Los avances de la ciencia
son asombrosos, y continuarán..... Necesitamos difundir el aprecio por la
aventura de la empresa científica". Y afirmó que, al abrazar el doble
enfoque de la ciencia en la razón y la objetividad, también debemos mantener
vivas "las cualidades dramáticas de la experiencia; la poesía, la música y
la literatura expresan nuestra naturaleza apasionada..... Es necesario cultivar
nuestros impulsos estéticos y nuestro placer por la belleza. Las artes son la
expresión más profunda de nuestros intereses 'espirituales', pero tenemos que
distinguir entre arte y verdad; porque aunque apreciemos la forma estética, las
pretensiones de conocimiento requieren una prueba rigurosa." [Citas de
Kurtz, Toward a New Enlightenment [Hacia una nueva Ilustración], 1994,
pp. 123-133].
Marcello Truzzi, sociólogo de la ciencia (Eastern Michigan
University), fue inicialmente copresidente con Kurtz del CSICOP. También
intervino en la reunión fundacional. Advirtió a sus colegas que no debían meter
a todos los grupos ocultistas en el mismo saco. Ofreció una taxonomía del
ocultismo, situando las afirmaciones en una escala de cinco puntos en función
de si sus fuentes de validación eran científicas, místicas o algo intermedio.
También subrayó que lo que distingue a la ciencia de la pseudociencia no es la
materia, sino la metodología, y enumeró principios inherentes a la ciencia como
la falsabilidad y la replicabilidad. Y Truzzi propuso dos principios
adicionales que han sido el sello distintivo de los evaluadores escépticos
desde entonces: "En primer lugar, la carga de la prueba recae en quienes
afirman la existencia de una anomalía; en segundo lugar, se necesitan pruebas
extraordinarias para las afirmaciones extraordinarias".
(Al año siguiente, Truzzi y el CSICOP se separaron en una
disputa interna que dejó malos sentimientos durante años. Uno de los
principales problemas se produjo en torno a la publicación del Skeptical
Inquirer, inicialmente llamado The Zetetic y editado por Truzzi ese
primer año, hasta agosto de 1977. Truzzi quería que fuera más una revista
académica, sobre todo sociológica; los demás querían que tratara tanto asuntos
académicos como afirmaciones populares que interesaran y afectaran al público,
y querían que llegara a un público más allá de los académicos. Además, Truzzi
quería que el CSICOP invitara a los defensores de lo paranormal a formar parte
de la organización, algo a lo que los demás se oponían rotundamente. Además,
tenía un punto de vista de relativismo cultural respecto a la ciencia, algo que
molestaba a muchas de las personas del comité más orientadas a la ciencia).
El nacimiento del CSICOP recibió amplia publicidad. El New
York Times [1 de mayo de 1976, p. 26], bajo el titular "Los fenómenos
paranormales se enfrentan al estudio científico", dedicó 24 pulgadas de
columna a la preocupación del comité por "una creciente ola de
superstición y aceptación acrítica de los fenómenos paranormales" y a sus
planes de "investigar tales afirmaciones y publicar informes científicos
sobre su validez." La revista Science hizo un artículo reservado
[197:646, 12 de agosto de 1976]. Y Science News publicó un artículo de
tres páginas y un tercio "La ciencia y las sectas paracientíficas"
[29 de mayo de 1976] con un diseño de portada que mostraba a un caballero
"desafiando a la pseudociencia". Este artículo, basado en la cobertura
de la reunión organizativa por parte de su editor y en las conversaciones
mantenidas con muchos de los ponentes del CSICOP, recibió el mayor número de
cartas al editor que cualquier otro artículo publicado por Science News.
Estaba claro que el comité había dado en el clavo.
Cuando el CSICOP volvió a reunirse, en Nueva York en agosto
de 1977, convocó una concurrida rueda de prensa sobre una amplia gama de temas
relacionados con lo paranormal y emitió una declaración en la que atacaba a Reader's
Digest por un "grave acto de desequilibrio periodístico" en un
artículo recién publicado y ampliamente promocionado, "¿Qué sabemos
realmente sobre los fenómenos psíquicos?". "Este artículo
tendencioso", decía el CSICOP en una carta que había enviado al redactor
jefe de la popular revista, presenta como hechos una serie de experiencias
'psíquicas' anecdóticas y sin fundamento de individuos y pseudocientíficos.
También informa de experimentos "exitosos" de diversos tipos, sin
reconocer que prácticamente todos... se demostraron posteriormente como
inadecuadamente controlados, no concluyentes y, en algunos casos, bastante
negativos". (Al año siguiente, Reader's Digest enmendó su error
publicando una condensación de un artículo del Smithsonian de marzo de
1978 sobre las preocupaciones del comité bajo el título “UFOs! Horoscopes! (And
Other Nonsense)” [¡OVNIs! ¡Horóscopos! (Y otras tonterías)]" (julio de
1978).
La Associated Press y de nuevo el New York Times
publicaron artículos sobre las preocupaciones del CSICOP acerca de "una
creciente ola de creencia acrítica en la astrología, la parapsicología y otros
temas sin fundamento" [New York Times, 8 de agosto de 1977, p. A11]. El Times
también hablaba del llamado del comité a los medios de comunicación para que
informaran sobre estos temas con un mayor equilibrio científico. Estas
historias llevaron al Washington Star a editorializar que el comité
había exagerado. "Es exagerado. Es la clásica matanza de mosquitos a
mazazos. Es el ametrallamiento de mariposas". Estas opiniones
contrapuestas sobre la validez de las preocupaciones del CSICOP se han
mantenido a lo largo de los años en la cobertura posterior de la organización.
En noviembre de 1977, el CSICOP presentó una queja formal
ante la Comisión Federal de Comunicaciones contra la NBC por engañar al público
sobre los fenómenos psíquicos en un programa pseudodocumental de dos horas de duración
Exploring the Unknown [Explorando lo desconocido]. Esta denuncia obtuvo
igualmente una considerable cobertura informativa. Después, la revista Time
(12 de diciembre de 1977) publicó un artículo a toda página, "Attacking
the New Nonsense" [Atacando el nuevo sinsentido], sobre los desafíos del
comité a las afirmaciones paranormales. Se refería a una amplia gama de
preocupaciones, citaba a Paul Kurtz (y lo retrataba a él y a Uri Geller, cuyas
hazañas, señalaba, habían sido duplicadas y desafiadas con éxito por el mago
James Randi, miembro fundador del CSICOP), y decía que el comité cree que dejar
las afirmaciones paranormales sin refutar "erosionará el espíritu de
escepticismo que es saludable tanto para la ciencia como para la
sociedad".
La publicidad que acompañó el nacimiento del CSICOP y su
primer año y medio de activismo inició una tendencia que continúa hoy en día.
La amplia cobertura mediática de sus actividades y publicaciones ha sido desde
entonces un sello distintivo del trabajo del CSICOP. (La conferencia del CSICOP
de 1994 en Seattle, por ejemplo, fue cubierta por varias docenas de periodistas
de prensa y televisión y dio lugar a tres artículos diferentes de Associated
Press). Algunos científicos universitarios del CSICOP siempre se han sentido
incómodos con este hecho, prefiriendo una imagen más académica, pero Kurtz y la
mayoría de los demás se dieron cuenta desde el principio de que un grupo
pequeño sólo podría tener una amplia repercusión a través de los efectos
multiplicadores de los medios de comunicación.
Además, razonaron, la educación pública es una de las
razones de ser oficiales del comité. La misión oficial del CSICOP, que se
publica cada número en la contraportada del Skeptical Inquirer, dice que
el comité "fomenta la investigación crítica de las afirmaciones
paranormales y de las ciencias marginales desde un punto de vista responsable y
científico, y difunde información objetiva sobre los resultados de dichas
investigaciones entre la comunidad científica y el público. También promueve la
ciencia y la investigación científica, el pensamiento crítico, la educación
científica y el uso de la razón para examinar cuestiones importantes [cursivas
añadidas]. Todo ello implica la divulgación pública, algo a lo que el CSICOP ha
dedicado muchos esfuerzos.
Los primeros años del CSICOP estuvieron marcados no sólo por
sus éxitos, sino también por una polémica que heredó y en la que se vio
envuelto a raíz de las afirmaciones sobre el "efecto Marte" del
neoastrologo francés Michel Gauquelin. Gauquelin afirmaba que los campeones
deportivos europeos nacían preferentemente cuando Marte se encontraba en dos de
los doce sectores del cielo. Paul Kurtz se había unido al estadístico Marvin
Zelen y al astrónomo George Abell para analizar las pruebas de Gauquelin antes
de que se fundara el CSICOP y cuando Kurtz era editor de The Humanist.
Propusieron una prueba llamada la prueba de Zelen, que Gauquelin llevó a cabo y
publicó en The Humanist de noviembre-diciembre de 1977. Ahí comenzó una
gran disputa sobre las interpretaciones del resultado de la prueba, que
Gauquelin consideraba favorable a su hipótesis y Kurtz y Zelen consideraban ambigua.
Una prueba posterior realizada por Kurtz, Zelen y Abell con datos de campeones
deportivos estadounidenses produjo resultados claramente negativos, aunque una
muestra inicial demasiado pequeña para la significación estadística era
coherente con la hipótesis de Gauquelin.
Todo este trabajo engendró dos controversias, una sobre los
aspectos sustantivos de las afirmaciones estadísticas y las pruebas de las
mismas, y otra una disputa interna que ocupó gran parte del tiempo del Consejo
Ejecutivo del CSICOP durante tres o cuatro años. Dennis Rawlins, miembro original
del Consejo Ejecutivo y crítico de la hipótesis de Gauquelin, creía sin embargo
firmemente que el diseño de las pruebas de Zelen era defectuoso y que las
interpretaciones negativas de sus resultados por parte de Kurtz, Zelen y Abell
eran inapropiadas. Intensificó sus críticas hasta un nivel personal, acabó
siendo expulsado del Consejo Ejecutivo y escribió un largo artículo crítico en
el Fate de 1981 al que llamó "sTARBABY".
El Skeptical Inquirer publicó el relato de Rawlins sobre estos asuntos
en su áspero comentario "Remus Extremus", junto con una introducción
del editor y declaraciones de respuesta del Consejo Ejecutivo y de Kurtz y
Abell (SI, 6[2]:58-67, Invierno 1981-82).
Posteriormente, Abell, Kurtz y Zelen publicaron un artículo
de seguimiento en el Skeptical Inquirer en el que revisaban y
reevaluaban sus experimentos (7[3]:77-82, primavera de 1983). Estaban de
acuerdo con cuatro críticas a su declaración sobre la prueba de Zelen y con
tres críticas a su prueba estadounidense. No obstante, afirmaron que su estudio
estadounidense era válido y que "arrojaba resultados altamente
inconsistentes con un efecto Marte para los atletas". Concluyeron:
"Lamentamos que al principio no tuviéramos la previsión de ser mucho más
cuidadosos en nuestros experimentos y en la información sobre ellos. Si lo
hubiéramos hecho, habríamos podido llegar a conclusiones más convincentes para
los demás". Por otro lado, es dudoso que algo de lo que hubiéramos podido
hacer hubiera zanjado el asunto... Instamos a los futuros investigadores a
proceder con el máximo cuidado". Instaron a suspender el juicio sobre el
"efecto Marte" hasta que haya futuras réplicas independientes. Esto,
y la declaración política anteriormente mencionada sobre no realizar
investigaciones como organismo institucional, puso fin a la implicación del
CSICOP en la controversia sobre el "efecto Marte". Desde entonces, un
comité francés (CFEPP) ha estado examinando la hipótesis, y recientemente Kurtz
ha revisado brevemente el estado actual del debate científico y los resultados
franceses, que son negativos (SI, 19(1):4, enero-febrero de 1995, pp. 4, 62).
De los miles de artículos que se han escrito sobre el CSICOP
y The Skeptical Inquirer, destacan dos en particular. El primero es la
extensa columna "Metamagical Themas" de Douglas R. Hofstadter en el Scientific
American de febrero de 1982. Con el estilo filosófico vivo, personal y
cuestionador de Hofstadter, contrastaba en detalle "dos tipos de
indagación: 'National Enquirer' y 'The Skeptical Inquirer'".
Rumiaba cómo sabemos que lo que sabemos es cierto, y resumía muchos artículos y
debates sustanciales de Skeptical Inquirer para captar el sabor y el
contenido de la revista. Hofstadter resumió:
"El propósito de The
Skeptical Inquirer es simplemente combatir el sinsentido. Lo hace
recurriendo al sentido común, lo que significa que es accesible a cualquiera que
sepa leer inglés. No se requiere ningún conocimiento especial para leer sus
páginas, donde las afirmaciones sin sentido son rutinariamente hechas añicos.
Todo lo que se requiere para leer esta revista inconformista es curiosidad por
saber cómo la verdad se defiende (a través de su agente CSICOP) contra los
ataques procedentes de todas partes de teóricos, especuladores, excéntricos,
chiflados y farsantes inimaginables".
Hofstadter se refirió a The Skeptical Inquirer como
un David luchando contra Goliat. "Sus páginas están llenas de escritos
animados y humorísticos: el combate de ideas en su forma más divertida".
Terminó diciendo que el objetivo de The Skeptical Inquirer no es
"vaciar el vasto océano de irracionalidad que a todos nos rodea",
sino servir de "boya firme a la que aferrarse en ese mar
tulmultuoso." El artículo de Hofstadter (reimpreso, con una animada
actualización, en su libro Metamagical Themas [Temas metamágicos], Basic
Books, 1985) se tradujo directamente en miles de nuevos suscriptores del Skeptical
Inquirer.
El segundo es "The Fine Art of Baloney Detection"
[El arte de detectar tonterías], de Carl Sagan, en Parade Magazine, 1 de
febrero de 1987. Un manual popular para los lectores de periódicos sobre el
pensamiento crítico y cómo no dejarse engañar, que incluía una barra lateral
sobre The Skeptical Inquirer. Se refería al CSICOP como "la
principal organización" de científicos, prestidigitadores y otras personas
dedicadas a examinar las fronteras de la ciencia. "Su publicación
periódica, The Skeptical Inquirer, es alegre, irreverente, instructiva y
a menudo muy divertida". A continuación, incluía un listado de 39 temas
concretos tratados en sus páginas, además de "innumerables casos de aguda
credulidad por parte de periódicos, revistas y programas especiales e
informativos de televisión".
No todas las noticias han sido favorables. Las críticas al
comité son legión, no sólo entre astrólogos, promotores de ovnis, psíquicos y
similares, sino entre algunas de las organizaciones parapsicológicas más
respetadas y en sectores del mundo académico.
Una afirmación común de los críticos es que el CSICOP se
autoproclama "vigilante científico" contra los creyentes en lo
paranormal. El CSICOP responde que simplemente ofrece una voz alternativa,
normalmente ignorada por los creyentes y gran parte de los medios de
comunicación, y que sólo intenta fomentar el pensamiento crítico y una actitud
científica ante afirmaciones cuestionables. A menudo, los críticos tachan al
CSICOP de "desacreditadores" de corazón frío, mientras que el CSICOP
sostiene que las afirmaciones deben basarse o no en las pruebas y que los
juicios negativos tras una evaluación completa de las pruebas no deben
despreciarse, sino que forman parte de la investigación científica legítima.
También advierte constantemente a sus colegas de que emitir juicios sin
investigar o antes de hacerlo no está en consonancia con el espíritu científico.
Los científicos del CSICOP también señalan con frecuencia que la ciencia real
desvela constantemente todo tipo de maravillas que superan con creces todo lo
que ofrece la pseudociencia.
Otra crítica es que tiende a tratar todas las afirmaciones con
el mismo ataque de trabuco, sin sentido de la proporción entre lo trivial y lo
serio. Esto es cierto en ocasiones, pero mientras que ha sido despiadado a la
hora de atacar las grandiosas e interesadas afirmaciones de los
"psíquicos", por ejemplo, ha sido, al menos en los últimos años,
mucho más moderado en sus críticas al trabajo más respetado de la
parapsicología experimental. Algunos comentaristas afirman que las
preocupaciones del CSICOP sobre la amenaza a la ciencia y la razón y a toda la
tradición racional de la civilización occidental son exageradas y que la
ciencia es una institución fuerte que no se derrumba fácilmente. Esa queja
puede tener algo de cierto, pero los científicos afiliados al CSICOP señalan
que la ciencia debe funcionar dentro de la sociedad de la que forma parte, y
que una grave falta de comprensión de los principios científicos y de los
métodos de análisis de afirmaciones y cuestiones complejas es peligrosa para
una sociedad tecnológica. Además, este mismo tipo de preocupaciones son
expresadas con frecuencia por científicos y otras personas que no tienen
ninguna relación con el CSICOP.
En su reciente libro Science in the New Age [La
ciencia en la Nueva Era] (University of Wisconsin Press, 1993), David J. Hess,
del Instituto Politécnico Rensselaer, trata a los "escépticos" y al
escepticismo asociado con el CSICOP y sus aliados como una de las tres
comunidades paralelas a los "New Agers" y los
"parapsicólogos". Todos ellos tienen diferencias obvias, a menudo
vehementes, sobre lo que constituye conocimiento válido e inválido, afirma,
pero luego sostiene que, no obstante, "también están forjando una cultura
compartida..... Esta cultura paranormal emergente está lo suficientemente 'más
allá' (para) de la corriente dominante como para que yo piense en ella como una
'paracultura'".
Hess trata los escritos de los miembros del CSICOP con
consideración y seriedad, pero hace mucho hincapié en sus metáforas marciales y
militares y en lo que considera una tendencia a adoptar el papel de heroico
desvalido consciente de sí mismo, "que puede sobrepasar los límites de los
métodos científicos para preservar el imperio de la ciencia" [p.88]. El
CSICOP no ha respondido de forma institucional, pero sus miembros suelen
considerarse parte de la corriente científica y académica dominante. Esto es
así a pesar de que su nivel de preocupación por la aceptación acrítica de
afirmaciones paranormales puede ser mayor que el de muchos de sus colegas.
Además, el CSICOP se considera legítimamente mucho más
heterogéneo y descentralizado que sus críticos. En un sentido importante, como
se ha señalado antes, no existe el CSICOP. Se trata simplemente de una pequeña
organización científica y educativa que defiende la ciencia y la razón. El
CSICOP tiene un personal minúsculo, en su mayoría a tiempo parcial, en Amherst,
N.Y. Su [primer] presidente tenía otras numerosas responsabilidades (fundador
de Prometheus Books, director de la revista Free Inquiry, presidente del
Consejo para el Humanismo Democrático y Secular, autor de más de treinta
libros, por ejemplo) y nunca ha recibido ningún salario del CSICOP. El comité
se financia íntegramente mediante suscripciones y donaciones, y siempre está
muy escaso de fondos.
El CSICOP es esencialmente un catalizador. Son las personas
de las universidades, laboratorios y aulas las que se ocupan de estos temas
cada día como parte de su trabajo habitual -preguntas sobre lo paranormal o
asuntos de ciencias marginales de sus amigos o estudiantes, consultas de
emisoras de radio o periódicos locales-, son ellos los que a menudo se consideran
"CSICOP". Pueden ser miembros de la organización (los varios
centenares de Miembros o Consultores Científicos o Técnicos); muchas veces no
lo son. Sólo son trabajadores del campo de las ideas que comparten las
preocupaciones que a menudo enuncian los miembros del CSICOP. Así es como
funciona.
La obra más visible del CSICOP es The Skeptical Inquirer.
Se editata lejos de la sede del CSICOP, en Albuquerque, Nuevo México, donde vivía
Kendrick Frazier, su director desde agosto de 1977. (También trabajaba como
miembro del personal de un gran laboratorio nacional.) Frazier había sido
anteriormente editor de la revista Science News en Washington, D.C., y
antes de eso había dirigido el informe mensual News Report de la
Academia Nacional de Ciencias. En consulta con un consejo editorial y
revisores, tomaba decisiones sobre los artículos y otros materiales de autores
dispersos por todo el mundo. La revista se editaba y preparaba en un sistema de
autoedición en la sede del CSICOP y se imprimía en Virginia.
A partir de su número de enero-febrero de 1995, el Skeptical
Inquirer aumentó su periodicidad de trimestral a bimestral y pasó de tener
un tamaño de compendio a un tamaño estándar de revista. Tenía una tirada de
pago de unos 35.000 ejemplares. Aunque tradicionalmente sólo se publicaba por
suscripción, en los últimos años ha ido aumentando gradualmente su difusión en
los quioscos. En 1995 comenzó a ampliar su alcance editorial mediante la
distribución de unos 20.000 ejemplares más en los quioscos.
A lo largo de los años, el Skeptical Inquirer ha
publicado algunas investigaciones notables. Algunos ejemplos:
*Lectura en frío. En "How to Convence Strangers That
You Know All About Them" [Cómo convencer a desconocidos de que lo sabes
todo sobre ellos] (Vol. 1 No. 2, Primavera/Verano 1977), el psicólogo Ray Hyman
revela las técnicas que "psíquicos", adivinos, quirománticos y
prácticamente todos los pretendientes al oficio de la adivinación utilizan para
hacerte creer que tienen conocimientos especiales sobre ti y tu futuro. Este es
el artículo más solicitado del Skeptical Inquirer.
*"Fooling
Some of the People All of the Time" [Engañar a algunos todo el tiempo]
(Invierno 1980-81). Otro artículo muy citado. Los psicólogos Barry
Singer y Victor Benassi construyeron un experimento para demostrar y explorar
el fenómeno de que las demostraciones psíquicas de aficionados empujan a muchas
personas a tener fuertes creencias ocultistas. Un mago fue presentado a dos
clases separadas como "psíquico", a otras dos clases correctamente
como "mago". Dos tercios de todas las clases creyeron que era un
vidente. Incluso un gran número de aquellos a los que se les había mostrado
cómo se hacían los trucos seguían creyendo que era "vidente". Una
conclusión: "La gente puede mantener obstinadamente la creencia sobre los
poderes psíquicos de alguien cuando sabe que no es así". Somos típicamente
ineptos para razonar incluso en las tareas conceptuales más simples que
implican hipótesis alternativas.
*Experimento Proyecto Alfa (verano de 1983). El
mago/investigador James Randi, miembro fundador del CSICOP, "plantó"
a dos jóvenes amigos magos, Steve Shaw y Michael Edwards, en el Laboratorio
McDonnell de Investigación Psíquica de la Universidad de Washington, St. Louis.
La intención era ver si los experimentadores pro-psíquicos introducirían los
controles necesarios para detectar engaños y si aceptarían la ayuda de expertos
en prestidigitación para diseñar procedimientos de control adecuados.
Fracasaron en ambos aspectos, y la demostración de Randi, de la que se informó
inicialmente en la revista Discover, causó un tremendo revuelo. Randi
fue alabado y castigado a la vez, y el laboratorio acabó perdiendo su
financiación privada y se cerró.
*El fenómeno del centésimo mono (verano de 1985). El
filósofo Ron Amundson investigó la ampliamente publicitada afirmación New Age
del escritor Lyall Watson de que los macacos japoneses, incluso en islas
diferentes, aprendían de repente todos un nuevo comportamiento particular de
lavado de patatas una vez que una masa crítica de la población (cien) lo
aprendía, una "conciencia de grupo" de tipo paranormal. Amundson eaxaminó
las fuentes científicas que citaba Watson y demostró que esos artículos
invalidaban por sí mismos sus afirmaciones. No existía el centésimo mono. No
había ningún comportamiento aprendido espontáneamente. Watson admitió más tarde
que se había inventado la mayoría de los detalles (Amundson, primavera de
1987). "Acepto sin reservas el análisis de Amundson sobre el origen y la
evolución del centésimo mono", dijo Watson. "Es una metáfora de mi
propia cosecha, basada -como él sugiere con razón- en pruebas muy escasas y en
una gran cantidad de rumores".
*Firewalking [caminata sobre fuego] (otoño de 1985). El
físico Bernard Leikind y el psicólogo William McCarthy caminaron sobre brasas y
explicaron cómo esa capacidad no tiene nada que ver con poderes de la mente,
sino con la baja capacidad calorífica del carbón.
*"La luna estaba llena y no pasó nada" (invierno
1985-86). Los psicólogos Ivan W. Kelly y James Rotton y el astrónomo Roger
Culver revisaron e hicieron un metaanálisis de 37 estudios sobre la luna y el
comportamiento humano. A pesar de la creencia popular en sentido contrario, no
encontraron ninguna relación causal entre las fases lunares y el
comportamiento. Describieron los sesgos cognitivos que conducen a las
creencias.
*La astrología "seria". En un exhaustivo y
minucioso análisis en dos partes ("¿Tiene que ser cierta la
astrología?" Invierno 1986-87, Primavera 1987), Geoffrey Dean examinó en
detalle la astrología real (no la versión popular de las columnas de los
periódicos y las carpas de feria), las razones por las que los astrólogos creen
en ella y las pruebas más recientes. La conclusión: La astrología no cumple
ninguna prueba científica, pero no necesita ser verdadera para
"funcionar". Las cartas natales auténticas no son esenciales. Las
falsas funcionan igual de bien. Los distintos sistemas astrológicos se
contradicen entre sí. "Así, lo real surge como una especie de chicle
psicológico, satisfactorio pero, en última instancia, sin sustancia real".
*Testing Psi in China [Comprobando Psi en China] (verano de
1988). Una delegación del CSICOP (Paul Kurtz, James Randi, James Alcock, Philip
J. Klass, Kendrick Frazier, y Barry Karr) fue invitada a China en 1988, donde
hicieron pruebas con una variedad de psíquicos, un maestro de Qigong, y algunos
de los famosos "niños psíquicos" de China (en Xian). Todas las
pruebas arrojaron resultados negativos. En condiciones de doble ciego, no hubo
correlación entre los movimientos del maestro de Qigong y las
"respuestas" de una mujer en una habitación separada a la que
intentaba afectar mediante una "energía" de Qigong que supuestamente
emanaba de sus dedos. Los niños psíquicos fracasaron en todas las pruebas en
las que se les impidió hacer trampas, e hicieron trampas en todas las pruebas
en las que se les permitió a propósito (para ver qué hacían). Su mentor no
impuso ningún control experimental propio, permitiendo a los niños deambular e
incluso salir del edificio a voluntad durante las pruebas que él controlaba.
Parecía perplejo incluso por la necesidad de los controles.
*"Experiencias cercanas a la muerte: ¿Dentro o fuera
del cuerpo?" (otoño de 1991). La psicóloga Susan J. Blackmore examinó las
experiencias cercanas a la muerte desde el punto de vista neuroquímico,
fisiológico y psicológico. A partir de sus experimentos de laboratorio y
simulaciones por ordenador, propuso una teoría que explica el "efecto
túnel" y otros aspectos vívidos de las ECM en términos naturalistas.
Explicó con simpatía cómo "un acontecimiento esencialmente
fisiológico" puede parecer completamente real y cambiar profundamente la
vida de las personas.
*Persuasión subliminal. En tres artículos (primavera de
1992), los psicólogos Anthony Pratkanis, Timothy Moore, Brady Phelps y Mary
Exum relataron experimentos que revelan los hechos, falacias y mitos de la
persuasión subliminal y la llamada publicidad subliminal.
*Facilitated Communication [Comunicación facilitada] (primavera
de 1993). En dos artículos principales, los psicólogos pediátricos James
Mulick, John Jacobson y Frank Kobe y la psicóloga Kathleen Dillon demostraron
de forma persuasiva que las afirmaciones de comunicación facilitada, utilizadas
en intentos bienintencionados de comunicarse con niños autistas y otros niños,
eran falsas. Experimentos controlados revelaron que la persona que se comunica
es el adulto "facilitador", no el paciente.
*Reencarnación (otoño de 1994). Leonard Angel examinó uno de
los más sólidos de los 20 casos "más impresionantes" de Ian Stevenson
a favor de la reencarnación (el caso Imad Elawar) y concluyó que falla en seis
puntos fundamentales para proporcionar cualquier caso a favor de la reencarnación.
(Stevenson cuestionó el análisis).

Además de estos artículos, el Skeptical Inquirer ha
publicado en cada número desde el verano de 1983 una columna titulada "Notes
of a Fringe-Watcher" [Notas de un observador marginal], escrita por Martin
Gardner. Gardner, miembro fundador del CSICOP, ha sido un perspicaz observador
y crítico de la ciencia marginal, la pseudociencia y el paranormalismo durante
casi cinco décadas. Su primer libro sobre el tema, Fads and Fallacies in the
Name of Science [Manías y falacias en nombre de la ciencia] (Dover Books)
es un clásico. Le siguió Science: Good, Bad, and Bogus [Ciencia: Buena, mala
y falsa] en 1981, y sus columnas del Skeptical Inquirer han aparecido en
sus libros más recientes The New Age: Notes of a Fringe-Watcher [La
Nueva Era: Notas de un observador marginal] (1988, 1991) y On the Wild Side
[En el lado salvaje] (1992), todos de Prometheus. (Asimismo, aproximadamente
120 de los artículos más importantes del Skeptical Inquirer están
disponibles en tres antologías publicadas por Prometheus Books, Paranormal
Borderlands of Science [Fronteras paranormales de la ciencia], 1981; Science
Confronts the Paranormal [La ciencia se enfrenta a lo paranormal],
1986; y The Hundredth Monkey and Other Paradigms of the Paranormal [El
centésimo mono y otros paradigmas de lo paranormal], 1991).
La mayoría de los artículos específicos descritos
anteriormente son de investigación, y esa puede ser la imagen del artículo
prototípico del Skeptical Inquirer. Suelen ser los más controvertidos.
Pero probablemente la mayor parte de los artículos que publica la revista son
explicativos, informativos o instructivos. (Ejemplos de estos últimos: "The
Right Hemisphere: An Esoteric Closet?" [El hemisferio derecho: El
hemisferio derecho: ¿un armario esotérico?], en el que se analiza lo que hay de
cierto y de falso en los conceptos populares sobre la infrautilización del
hemisferio derecho del cerebro, verano de 1993, y "Why You Are Unmoved as
the Oceans Ebb and Flow" [Por qué no te afecta el flujo y reflujo de los
océanos], sobre las mareas y el cuerpo, otoño de 1994). O pueden discutir
cuestiones filosóficas, científicas, educativas o sociales relacionadas con la
ciencia, la ciencia marginal y lo paranormal, y cómo se interrelacionan. (Dos
ejemplos recientes: "Wonder and Skepticism" [Asombro y escepticismo],
de Carl Sagan, enero-febrero de 1995, y "Philosophy and the
Paranormal" [Filosofía y lo paranormal], de William Grey, en dos partes,
invierno y primavera de 1994).
La revista también ha publicado una serie de artículos
destinados a ayudar a la gente a comprender las experiencias inusuales para que
puedan contemplar explicaciones alternativas a la paranormal. Un buen ejemplo
es el de la psicóloga Susan Blackmore, "Psychic Experiences: Psychic
Illusions" [Experiencias psíquicas: Ilusiones psíquicas] (verano de 1992),
donde mostraba cómo las experiencias psíquicas son la consecuencia inevitable
de cómo pensamos y que son comparables a las ilusiones visuales. El Skeptical
Inquirer ha publicado incluso algún que otro retrato entretenido, como
" Luis Alvarez and the Explorer’s Quest" [Luis Álvarez y la búsqueda
del explorador] (otoño de 1989), "Penn and Teller: The Magical
Iconoclasts" (primavera de 1991) y "Jack Horkheimer, 'Star
Hustler'" [Jack Horkheimer, 'El timador estelar'] (verano de 1993). Cuando
murió Isaac Asimov, el director Frazier escribió un largo ensayo personal sobre
la fenomenal obra de Asimov y solicitó homenajes a destacados científicos y
autores de ciencia ficción de todo el mundo (otoño de 1992). Del mismo modo,
cuando murió Carl Honorton, Susan Blackmore escribió sobre su legado a la
parapsicología (primavera de 1993).
En la columna "New Directions, Awesome Science, and
Critical Inquiry" [Nuevas orientaciones, ciencia asombrosa e investigación
crítica] (Invierno de 1990), el director anunció una ampliación del alcance del
Skeptical Inquirer para incluir artículos ocasionales sobre avances
científicos y un sentido de la aventura de la ciencia. También inauguró una
serie de artículos y ensayos sobre la educación científica y el pensamiento
crítico. Una columna posterior, "Our Wide and Fertile Field" [Nuestro
amplio y fértil campo] (verano de 1993), señalaba cómo la revista había
empezado a explorar más temas en las zonas fronterizas de la ciencia, la
"amplia y difusa zona" en la que "la buena y la mala ciencia, la
ciencia real y la ciencia falsa, y todo lo que hay en medio, coexisten en
incómoda desarmonía". Son áreas que "no encajan en ninguna
descripción clásica de lo 'paranormal'". Ejemplos: pseudociencia multicultural,
libros de autoayuda, denuncias de abusos rituales de sectas, paradojas de
probabilidad, usos indebidos de la hipnosis y pruebas de "honestidad"
para el empleo. "Muchos se refieren a temas importantes que son noticia,
causan problemas, plantean preguntas inquietantes y afectan a nuestras vidas.
Todos merecen un análisis serio y científicamente informado".
Esta lenta ampliación del alcance de la revista va mucho más
allá de los principales temas y preocupaciones paranormales. La evaluación de
las afirmaciones paranormales será probablemente siempre su misión central.
Pero el Skeptical Inquirer planea seguir ampliando su alcance para
examinar temas más generales que afectan a amplios segmentos de la sociedad.
Congreso del CSICOP en Stanford, California, en 1984.
De izquierda a derecha: Leon Jaroff, Paul Kurtz, Philip Klass y Mark Plummer.
La serie de congresos anuales del CSICOP también ha tenido
un alcance cada vez mayor. Celebradas con una periodicidad algo superior a la
anual desde 1983, los congresos han abarcado una amplia gama de temas, algunos
relacionados con lo paranormal y otros no. Pero parece que siempre atraen a
personas bien informadas, normalmente del mundo académico, capaces de abordar
temas importantes con equilibrio, autoridad y responsabilidad. El de "La
psicología de la creencia", celebrado en Seattle en junio de 1994, fue
considerado por muchos asistentes como el mejor en su momento. Hubo sesiones
sobre "El motor de la creencia: cómo se forman las visiones del
mundo", "Cómo nos engañamos a nosotros mismos: Anomalías de la
percepción y la interpretación", "La memoria: ¿Hasta qué punto es
fiable? "Influir en las creencias en los tribunales", "Teorías
conspirativas", "Experiencias cercanas a la muerte" y el
discurso de Carl Sagan. Los asistentes han valorado muy positivamente la
calidad de las conferencias.
En 1989, los pleitos empezaron a ocupar el tiempo del CSICOP
y a absorber sus recursos financieros. Dos grandes demandas por difamación, la
primera (en 1989) por el "investigador paranormal" de Maryland Eldon
Byrd y la segunda (en 1991) por el autoproclamado "psíquico" Uri
Geller, fueron presentadas contra James Randi, con el CSICOP como codemandado.
En la demanda de Byrd se pedían 38 millones de dólares por daños y perjuicios,
y en la de Geller, 15 millones. Ambas se referían a comentarios supuestamente
realizados por Randi, fuera de cualquier foro del CSICOP, el primero en una
conferencia en Nueva York y en una revista ya desaparecida, el segundo en una
entrevista en el International Herald-Tribune. (Una tercera demanda, presentada
por Geller contra Randi y el CSICOP en Nueva York, fue desestimada
anticipadamente por un tecnicismo). Randi había mantenido una larga disputa con
Geller desde que éste adquirió notoriedad en los años setenta, cuando Randi
empezó a denunciar varias hazañas de Geller como trucos de prestidigitación.
Las demandas resultaron muy costosas de defender para CSICOP
y Randi, y no sólo desde el punto de vista económico. En un principio, el
CSICOP se vio obligado por razones legales a no discutir abiertamente los
detalles de los casos, pero en "On Being Sued: The Chilling of Freedom of
Expression" (Skeptical Inquirer, 16:114-117, invierno de 1992), el
presidente Paul Kurtz se refirió a la amenaza que suponían las demandas para la
libertad de expresión, la investigación científica y la disidencia. Dijo que
esas demandas eran un intento de "agotar financieramente a los
escépticos" y de inmovilizar todo su tiempo y recursos. Dijo que el CSICOP
siempre esperaba evitar las disputas legales y trataba de abordar todas las
cuestiones a nivel intelectual, pero añadió: ". . . Cuando están en juego
los principios sobre los que se fundó el CSICOP, estamos dispuestos a luchar
hasta el final, si es necesario". El CSICOP y el Skeptical Inquirer han
presentado a menudo críticas controvertidas y provocadoras que consideramos
importantes contribuciones científicas. Creemos profundamente en la libertad de
prensa, en la libertad de expresión y de investigación científica y en la
importancia de la disidencia". Afirmó que las demandas habían tenido un
"efecto amedrentador sobre el debate pleno y franco de estas
cuestiones", pero prometió, "en estos tormentosos mares de
infortunio", intentar "mantener a flote el barco de los
escépticos". No tenemos intención de que nos silencien".
Kurtz también habló con franqueza del dolor que las demandas
habían causado en las relaciones del comité con Randi, uno de sus miembros
fundadores originales y miembro durante mucho tiempo de su Consejo Ejecutivo.
Para entonces, Randi se había separado del CSICOP, en parte para protegerlo de
nuevas demandas y en parte debido a los resentimientos en el seno del CSICOP,
que por necesidad tuvo que insistir en que no debía ni podía ser considerado
legalmente responsable de las declaraciones realizadas por sus miembros fuera
de los foros del CSICOP. Randi fue un héroe para el CSICOP y para el movimiento
escéptico mundial en general, y todo el asunto fue un episodio triste y
extremadamente doloroso para todos los implicados.
Las defensas legales tuvieron éxito. En el caso Byrd, se
determinó que CSICOP no había difamado a Byrd. Randi fue declarado culpable,
pero la sentencia resultó ser una victoria porque el jurado fijó en cero la
indemnización por daños y perjuicios.
En el caso Geller, el Tribunal de Distrito de Washington,
D.C., dio la razón al CSICOP en su alegación de que su inclusión en la demanda
constituía acoso legal y le impuso sanciones monetarias. Geller presentó
recursos de reconsideración, que fueron denegados, y el 27 de julio de 1993 el
tribunal dictó sentencia contra Geller por 149.000 dólares, que representaban
los honorarios y gastos en que había incurrido CSICOP para defender las
acciones. Geller apeló entonces, y el 9 de diciembre de 1994, el Tribunal de
Apelaciones de EE.UU. en el Distrito de Columbia encontró "amplio apoyo
para la imposición de sanciones contra Geller por parte del tribunal de
distrito. . . . Dado el historial litigioso de Geller, no encontramos abuso de
discrecionalidad en esta imposición directa de sanciones". El tribunal
confirmó las sanciones contra Geller.
A pesar de la victoria legal, a principios de 1995 el CSICOP
aún no había recibido dinero alguno de Geller. Parecía que la organización
tendría que gastar aún más recursos legales en un intento de recuperar las sanciones
monetarias. El comité sólo se había salvado de la ruina financiera gracias a
las contribuciones de simpatizantes y suscriptores a un Fondo de Defensa Legal
que había creado para ayudar a pagar los costes de defenderse de las demandas.
Randi, con una serie de victorias propias, continuó sus luchas legales contra
Geller, pero le habían costado caras. El Fondo de Defensa Jurídica James Randi,
de carácter privado, le ayudó a sufragar algunos de sus gastos legales, pero a
pesar de ello sufrió terriblemente, tanto desde el punto de vista financiero
como de otra índole.
Tras años en una ubicación poco deseable en Buffalo (Nueva
York), en 1992 el CSICOP ocupó por fin una sede permanente en los suburbios de
Amherst (Nueva York), frente al campus de SUNY-Buffalo, donde fue fundado. El
CSICOP hizo planes para celebrar allí su vigésimo aniversario en 1996. En los años
anteriores a esa fecha, el CSICOP ha llevado a cabo una campaña de capital para
modernizar un edificio existente en el nuevo emplazamiento y levantar uno nuevo
que aporte un sentido de permanencia y estabilidad a largo plazo a una
organización de la que Paul Kurtz dijo en su fundación: "No sabemos lo
grande que llegará a ser nuestro comité ni lo ambiciosos que serán sus
esfuerzos".
Kurtz escribió en el Skeptical Inquirer
(enero-febrero de 1995): "Cuando se fundó el CSICOP hace 18 años, poco nos
imaginábamos que recibiría una acogida tan positiva por parte de personas
reflexivas de la comunidad científica y de otros lugares que se mostraban
escépticas ante los fenómenos psíquicos, la astrología, la ufología, la
homeopatía y las creencias más nuevas y extrañas de la Nueva Era. Tampoco
imaginábamos que las afirmaciones paranormales seguirían proliferando por todo
el mundo....Gracias... por ayudar a que el Skeptical Inquirer y el
CSICOP sean tan relevantes y vitales".
En su libro The New Skepticism [El nuevo escepticismo]
(Prometheus 1992) y en un ensayo de Skeptical Inquirer del mismo título
(18:139, invierno de 1994), Paul Kurtz contrastó la "investigación
escéptica" pragmática o lo que él llamó el nuevo escepticismo con otras
formas de escepticismo. "Una diferencia clave entre ésta y las formas
anteriores de escepticismo es que es positiva y constructiva. Implica la
transformación del análisis crítico negativo de las pretensiones de
conocimiento en una contribución positiva al crecimiento y desarrollo de la
investigación escéptica. Este escepticismo no es total, sino que se limita al
contexto investigado". Pidió que se aplicara a muchos ámbitos, no sólo a
las ciencias formales. Y pidió a los investigadores que tuvieran siempre la
mente abierta a nuevas posibilidades, "que estuvieran siempre dispuestos a
cuestionar o anular incluso los principios mejor establecidos a la luz de
nuevas indagaciones". El "nuevo escepticismo" bien puede servir
de guía filosófica para el rumbo futuro del Comité.
En su discurso de apertura del congreso del CSICOP de 1994
(publicado en el Skeptical Inquirer con el título "Wonder and
Skepticism" [Asombro y escepticismo], 19(1):24-30, enero-febrero de 1995),
Carl Sagan, miembro del CSICOP, respaldó sin ambages las virtudes positivas del
escepticismo científico. "¿Por qué tiene tanto éxito? "La ciencia ha
incorporado mecanismos de corrección de errores... No hay preguntas prohibidas.
Los argumentos de autoridad carecen de valor. Las afirmaciones deben
demostrarse. Los argumentos ad hominem... son irrelevantes..... Nuestras
preferencias no determinan lo que es verdad. Tenemos un método, y ese método no
nos ayuda a alcanzar la verdad absoluta, sino sólo aproximaciones asintóticas a
la verdad: nunca llegamos a ella, sólo nos acercamos cada vez más, encontrando
siempre nuevos océanos de posibilidades por descubrir". Y advirtió a sus
colegas escépticos contra la polarización "nosotros contra ellos":
"La sensación de que tenemos el monopolio de la verdad.... no es
constructiva. No transmite nuestro mensaje". Pidió, en cambio, reconocer
"las raíces humanas de la pseudociencia y la superstición" y señalar
"que la sociedad ha dispuesto las cosas de modo que la ciencia no se
enseña bien". Dijo que lo que se necesita es "una mezcla
juiciosa" de "apertura casi total a las nuevas ideas" y "el
escepticismo más vigoroso e inflexible". El cuestionamiento escéptico,
dijo, "es el precio asequible que pagamos por disponer de los beneficios
de una herramienta tan poderosa como la ciencia".
(Extraído de
The Encyclopedia of the Paranormal. Editado por Gordon Stein, PhD,
Prometheus Books, Amherst New York, 1996. 859 páginas, tapa dura. La
entrada se publicó originalmente en inglés como “History of CSICOP” en las
páginas 168-180. Versión digital: https://skepticalinquirer.org/history-of-csicop/
Traducción castellana por Deepl.com, adaptada y revisada por Manuel A. Paz y
Miño).
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