ENFOQUES DE PENSAMIENTO CRÍTICO PARA ENFRENTAR EL RACISMO

Benjamin Radford, M.Ed. (SUNY en Buffallo), y editor adjunto de Skeptical Inquirer y autor, coautor, colaborador o editor de veinte libros y más de mil artículos. Su libro más reciente es America the Fearful [Estados Unidos el temeroso]).

La división racial y las tensiones que estallaron el pasado año de 2017 (y específicamente en Charlottesville, Virginia, en agosto), dieron como resultado, como era de esperar, una vorágine de opiniones, informadas y no. En medio de todas las discusiones sobre si los nazis deberían ser golpeados, si la censura es aceptable y cuándo, si el presidente Trump es racista, si es apropiado nombrar y avergonzar públicamente a los manifestantes, etc., una cosa que falta en el debate es una guía basada en evidencia sobre lo que la psicología y la sociología pueden enseñarnos sobre lo que es efectivo para reducir el racismo y los prejuicios.

Las reacciones emocionalmente satisfactorias no son necesariamente efectivas y, de hecho, pueden ser contraproducentes. ¿Es mejor involucrarse con racistas o negarles una audiencia? ¿Qué sabemos acerca de lo que es más probable que realmente cambie la opinión de las personas? No existe la panacea, pero aquí hay algunas estrategias sugeridas por expertos que tienen experiencia en confrontar productivamente el racismo y los prejuicios.

Los investigadores encontraron evidencia que sugiere que los prejuicios raciales y de género pueden reducirse mediante el compromiso personal en lugar de reacciones hostiles; como señaló un titular de Vox : “La investigación dice que hay formas de reducir el sesgo racial. Llamar a la gente racista no es uno de ellos”. Del mismo modo, los ex supremacistas blancos recomiendan que la forma más efectiva de tratar con los racistas no es atacarlos, gritarlos o insultarlos porque solo alimenta su narrativa de victimismo y les gana simpatía, incluso quizás de quienes están totalmente en desacuerdo con sus puntos de vista, como los absolutistas de la libertad de expresión. El músico Daryl Davis ha adoptado una táctica similar, como se explica en una historia del Huffington Post:

Durante las últimas décadas, el músico, actor y autor negro se ha propuesto hacerse amigo de personas en grupos de odio como el Ku Klux Klan al confrontarlos con calma con la pregunta: "¿Cómo puedes odiarme si ni siquiera me conoces?” … En 1983, después de que Davis tocara en un lugar para blancos en Frederick, Maryland, un miembro de la audiencia se acercó a él para felicitarlo por su forma de tocar el piano. Los dos entablaron una conversación amistosa y Davis se sorprendió al descubrir que el hombre era un miembro del KKK con tarjeta. A través de este hombre, Davis se puso en contacto con Roger Kelly, el ex mago imperial de la organización supremacista blanca. Con el tiempo, Kelly y Davis se hicieron cercanos y Kelly finalmente abandonó el grupo de odio.

Ese patrón se ha repetido una docena de veces más, como se ve en la película documental Accidental Courtesy [Cortesía accidental].

Invitamos a varios expertos distinguidos para contribuir con sus breves pensamientos y observaciones sobre la mejor manera de lidiar con el racismo a través de estrategias basadas en la evidencia. Como señaló Carol Tavris, el racismo y los prejuicios son problemas espinosos y antiguos con muchos orígenes. No existe una solución única, ningún hechizo mágico que reúna a todos. Pero, como cualquier esfuerzo humano, algunos enfoques basados en evidencia son más prometedores que otros. Como sostienen Stephen Pinker y Michael Shermer en sus libros The Better Angels of Our Nature [Los mejores ángeles de nuestra naturaleza] y The Moral Arc [El Arco Moral], respectivamente, las tendencias históricas generales de la humanidad son alentadoras, hacia un mundo más pacífico y más cooperativo. Tal vez al aplicar estrategias basadas en la evidencia podamos impulsar ese progreso.

 

(Publicado originalmente en inglés como “Critical Thinking Approaches to Confronting Racism” en la Revista Skeptical Inquirer, Volumen 42, No. 1, enero / febrero 2018. Traducción al castellano por Google y revisión por Manuel A. Paz y Miño).

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