SOBRE VER MICROBIOS, FANTASMAS Y EXTRATERRESTRES

Reseña de Aponte, Héctor; Daniel Barona y Víctor García-Belaunde Velarde (2020). El mundo invisible. Ensayos con pensamiento crítico. Lima: Sociedad Secular Humanista del Perú.

Por Manuel A. Paz y Miño (*)


La revisión de esta obra tiene 2 partes: en la primera, el fondo, trataremos y comentaremos sus ideas principales, y en la segunda, la forma, mencionaremos las cualidades y defectos de su edición.

1.      1. El fondo del libro

Existen otras obras con título igual o casi igual al que reseñaremos pero con diferente subtítulo y género (1). El  pensamiento crítico de este libro se centra, como veremos, en temas distintos al de otros autores peruanos, preocupados más en los problemas sociales de nuestro país (2).
Este libro contiene una presentación, un prólogo una introducción, 11 capítulos: los 4 iniciales por Aponte, los 4 siguientes por Barona y los 3 últimos por García-Belaunde, un apéndice por los 2 primeros autores y Lía Rebaza, y una bibliografía. 
En la presentación por Helmut Kessel, presidente de la Sociedad Secular Humanista del Perú (SSHP)(3), nos dice, de acuerdo a Stephen Law (filósofo inglés), que el humanismo secular se ocupa de “las preguntas grandes de la vida” que, en verdad, son los grandes interrogantes clásicos de la filosofía sobre la realidad, la vida, la moral y la política (p. 10). Eso evidencia las bases antiquísimas del humanismo.
Luego de hacer un recuento de lo hecho, en diversos medios y modos, por su asociación durante los 7 años de su existencia (ídem), menciona el contenido del libro que veremos a continuación, su análisis sobre diversas preocupaciones humanas entre ellas “qué pensar de aquellas afirmaciones populares sobre … cultos religiosos y otras supersticiones y por qué somos tan proclives a creer en este tipo de cosas”, temas que no se han discutido en la obra (al parecer Kessel esperaba más de ella o no la leyó toda antes de escribir su presentación) e invita con hidalguía y realismo a los lectores “a que exploren otras instituciones escépticas en el Perú y en el resto del mundo…” (p. 11) (4). 
El prólogo por el peruano-neozelandés Aldo Bartra, comunicador y divulgador científico en su canal de Youtube, el Robot de Platón, nos habla de la actual pandemia de la enfermedad del covid-19 y la importancia de la ciencia en su prevención y superación pero que las decisiones y los presupuestos de los países no son responsabilidad de los científicos a quiénes no se les toma en serio por falta de cultura científica (p. 13-14).
A su vez, “[l]a inmediatez de la era de la información nos ha hecho ociosos de mente” y de ese modo ocurre “toda una invasión de las pseudociencias” que aprovechan esa inmediatez así como esa falta de cultura. Pero hay quienes luchan contra esas pseudociencias “intentando salvar las mentes de las personas con esa cultura que tanto hace falta”, y entre ellos están los autores  del libro (p. 15).
En la introducción, los editores (generales que son los mismos autores según la solapa de la carátula, la p. 4 y la 191) nos hablan de que a través de la historia humana ha habido cosas difíciles de explicar o de medir como las que no se podían ver, pero ahora sí gracias a la tecnología, como los microbios o los sentimientos respectivamente (p. 18). Se preguntan sobre las cosas que la ciencia no ha podido explicar (como se cree equivocada y popularmente) como objetos que se mueven, una sombra visitante los martes 13, luces en el cielo, etc. para los que se idearon fantasmas y extraterrestres, sin evidencia de su existencia, por los cuales falsos videntes y brujos (así como charlatanes) “se han aprovechado de la ignorancia de las personas para su propio beneficio”, lo que “podría ser considerado un crimen” (recodemos que en el Antiguo Testamento era condenado a muerte todo espiritista o brujo, en la Inquisición era apresado el adivino, hasta 2018 existía una ley que declaraba como delito el practicar la brujería). Alrededor del mundo es penado el delito de estafa (p. 19). 
Ya que buscan explicar “en especial, aquellas [cosas] que no son tan evidentes”, de ahí viene el título del libro (íd.).
Los 4 primeros capítulos son por la pluma de Héctor Aponte, biólogo especializado en botánica.  El capítulo 1, tiene el mismo título que el libro. Nos habla del poder de ser invisible que aún no ha podido alcanzar el ser humano, salvo cuando es ignorado por sus demás congéneres (p. 24). 
Pero en realidad es una cuestión de perspectiva: la mayoría organismos vivientes son invisibles para nosotros debido a su diminuto tamaño y ya los podemos ver gracias a los microscopios (p. 19-20). Se centra en la clasificación, las características e importancia de los microorganismos para el ambiente y la especie humana (p. 25-34). Reflexiona sobre la pandemia del SARS-COVID-19 (sic)  (5) y, por ella, “la necesidad de dejar nuestra individualidad y empezar a funcionar como una unidad global” (p. 34). Y finaliza de modo muy optimista diciendo “…nuestro cerebro nos permitirá vivir en un futuro donde se favorezca la salud y la calidad de vida de las personas, por sobre la avaricia de algunos cuantos” (p. 35).
El capítulo 2, “Todo es pasajero, excepto el chofer”, se nos habla del transporte público, evidentemente sobre todo de Lima, y sus problemas como: demora en ir a estudiar o trabajar, pistas sin arreglar, crecimiento del número de vehículos, bypasses sin terminar, y la necesidad de aumentar el transporte público debido al aumento poblacional del país y el mundo (p. 39-40). 
Son más las veces que no hemos sido agredidos en el transporte público que las que sí, debido al respeto por el otro, lo que nos hace darnos “cuenta de cuán humanos somos” ahí (p. 42). Continúa para explicar la teoría de la relatividad usando una bolsa de arroz dentro de un veloz microbús (combi) (p. 43-44). Y finaliza con el caso de una especie vuelta a la vida: la pava albiblanca peruana, que se creía extinta a fines de 1800 pero que se la vio de nuevo a fines de 1900 (p. 45-46).
El capítulo 3, “Muerte programada”, no es sobre la destrucción celular como esperaríamos de un biólogo, o como se publicita en la contracarátula “¿Se puede programar la muerte?”, sino que trata sobre la obsolescencia programada que es la planificación de antemano de la corta durabilidad de la funcionalidad de un producto para así fomentar su desecho (p. 49-50) (y la compra de uno nuevo), como en  el caso de los focos (sus componentes fallan), o los celulares (su almacenamiento y compatibilidad fallan), o la compra de ropa de moda o celulares de última generación que no necesitamos (consumismo) (p. 50-52). 
La obsolescencia programada produce basura que contamina el planeta, especialmente el hábitat de los países en desarrollo (p. 52-53). Se la podría combatir comprando productos que duren más, enseñando a los más jóvenes que la felicidad no está en el tener sino en el ser y replanteando estrategias de producción y venta (p. 54-55).
El capítulo 4 y último por Aponte, “Memorias de un científico peruano”,  trata de cómo surgió su vocación por la biología en el 2001 y nos revela que al recordarlo pasaron 15 años (entonces este ensayo lo escribió en el 2016 originalmente) (p. 58) y que la estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) (p. 62) —esto se omite en los créditos respectivos del libro (6)--. 
Es muy cierto e importante lo que dice: si los escolares conocieran más lo que hacen los profesionales de las ciencias básicas habrían más y cada vez que un biólogo estudia la vida estará haciendo biología, y no cuando la enseñe, firme documentos administrativos, divulgue ciencia o haga activismo ambientalista: “un científico que no hace investigación no es un científico” (62-63). Con todo, en el Perú hay miles de investigadores  incluso registrados en el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica del Perú (CONCYTEC) como también pseudocientíficos (p. 64).
Los capítulos 5 al 8 son de Dante Barona, también biólogo y especializado en zoología. El capítulo 5, “¿Es verdadera la evolución”,  lo inicia contándonos su encuentro adolescente con un pastor adventista, creyente ad literam en la creación bíblica, quien explicó la existencia de los fósiles como productos del Demonio (p. 68-69). 
Además de los famosos fósiles (de las que se ocupa la paleontología), hay evidencias de la evolución estudiadas por “la genética, la biogeografía, la embriología, la anatomía y la fisiología comparadas; la ecología, e incluso la geología, la química y la física” (p. 71). Se han encontrado fósiles similares en el África, Sudamérica y la Antártida que alguna vez estuvieron juntos en el súper continente de Gondwana (p. 71-72). 
Otra evidencias de la evolución están en los cuerpos:  las estructuras vestigiales como extremidades posteriores ultra reducidas en las serpientes; la rara conformación de los nervios vago, frénico y laríngeo en nosotros, la cual nos produce hipo, nervios que en los peces y anfibios causan espamos para succionar agua de las branquias y adquirir oxígeno; o el erizamiento de nuestro fino vello corporal cuando hay demasiado frío o ante una amenaza que en los animales de pelo espeso sí les protegía en ambos casos (p. 72-75).
Y nos explica los mecanismos de la evolución: las mutaciones genéticas, el flujo génico, la reproducción sexual, la deriva génica y la selección natural (p. 75-78). La evolución “es  un proceso naturalmente inevitable e imposible de detener” (p. 79).
En el capítulo 6, “Pisando la sábana”, Barona empieza contando la experiencia de un amigo suyo que sintió a alguien sentado en el borde de su cama al amanecer cuando seguía dormido, abrió los ojos y vio a esa persona, cerró los ojos y quedó inmovilizado. Esa sería una prueba de que los fantasmas existen para su amigo y “para muchas personas en el mundo” (p. 82). Pero muy bien anota este autor que si no se analiza el mundo y lo que se dice sobre él se arriesga uno a “aceptar fácilmente explicaciones erróneas que deforman la percepción propia del mundo, y debido a ello es más fácil aceptar de manera acrítica las numerosas pseudociencias que existen y se difunden hoy en día” y las explicaciones científicas (en base a la física, la química y la biología) resultarían más complejas y asombrosas que las sobrenaturales (p. 82-83).
Barona explica muy bien que si un fantasma  fuera una clase de energía, como muchos afirman, “debería poder ser  medido o registrado de alguna forma…debería quedar sujeto a las leyes del mundo natural…ser medido y…cuantificada su energía y sus propiedades materiales…como la forma y el color…o incluso cambios en las propiedades del entorno, como la temperatura o la presencia de olores particulares” (p. 84-85).
Barona también describe muy bien el punto ciego del ojo humano, en la parte de la retina donde comienza el nervio óptico, y cuya imagen el cerebro completa con la información proveniente del alrededor de esa zona ocular (p. 86). Además nuestro cerebro interpreta las formas que visualiza con formas ya conocidas para él pero que no existen como un rostro en una mancha de humedad, una silueta en la penumbra de nuestro cuarto justo antes de dormir, pero que es en realidad ropa amontonada u otras cosas (id.).
El biólogo desbarata la creencia en las apariciones de fantasmas pues si se les puede observar cómo es que nadie ha podido medir ni describir científicamente (p. 87). La explicación estaría en que se los “ven” en las parálisis de sueño, cuando uno está medio dormido y despierto y no puede moverse,  y experimenta alucinaciones sensoriales (visiones de familiares muertos, sensaciones táctiles, voces, experiencias extra corpóreas) (p. 88).
Pero también recalca que nuestro cerebro produce alucinaciones al sobre estimular su unión temporo-parietal con drogas, campos eléctricos o magnéticos (al estar cerca de donde cayó un rayo), o frecuencias acústicas (p. 88-89). Otra alteración de la percepción es cuando vemos cosas que habíamos visto ya antes, la palinopsia, por estimulación de los lóbulos parietal y occipital por lesiones, tumores, en ataques de epilepsia y al usar antidepresivos (p. 91).
Concluye que el fantasma sí existe pero en el interior subjetivo de los seres humanos (íd.).
En el capítulo 7, “Vas a necesitar un barco más grande” de Barona, se refuta la plausibilidad de que la bíblica arca de Noé haya albergado espacialmente al menos a dos ejemplares de cada especie animal del mundo pues va contra las leyes de la biología y la física y más bien al ser un relato mítico le corresponde ser estudiado por la arqueología, la antropología y la literatura (p. 94-103), como ya es muy sabido. 
El capítulo 8 y final de Barona trata de la apofenia (cómo creamos relaciones falsas de causa y efecto entre dos eventos, por ejemplo, al relacionar nuestro día de cumpleaños con la personalidad, al salvarnos de un peligro cercano o cuando no encontramos algo cuando lo necesitamos o cuando sí cuando no lo queremos) (p. 107-108) y la pareidolia (cómo detectamos patrones de formas, por ej., ver animales, rostros humanos o el demonio en las nubes, la Virgen María en una mancha de grasa y suciedad (p. 108-109). Nuestro cerebro puede recordar caras incluso si solo las hemos visto una vez y reconocer los sentimientos de los demás observando las facciones de su rostro (p. 112-113).
Los capítulos 9 al 12 son del psicólogo Víctor García-Belaunde. El 9 “Más allá de la curva” trata, en primer lugar, del terraplanismo que postula que la tierra es plana y que la Agencia Nacional Espacial de los EEUU (más conocida por su sigla en inglés NASA) y otras nos han engañado por décadas con fotos y videos falsos sobre la esfera terrestre (p. 116-122). En segundo lugar, trata de los reptilianos que serían los que estarían detrás del terraplanismo, ellos dominan nuestro mundo (p. 122), y son seres humanoides inteligentes que sobrevivieron al impacto del meteorito que extinguió a los dinosaurios, evolucionados de uno de ellos, el velocirráptor, o provenientes de otro planeta. Seres que no han dejado ninguna evidencia de sus logros civilizatorios pasados o del impacto reciente de sus naves espaciales (p. 125-128).
En el capítulo 10 “Más allá de lo evidente”, su autor continúa con el tema de los terraplanistas, la intensidad de la gravedad y la masa de un cuerpo celeste produce su forma, cuanto mayor, más esférica y más “presiona las cosas hacia el centro” (p. 132-136). Luego habla de los viajes astrales o la creencia de que el alma puede salir y retornar al cuerpo, explicados por la parálisis de sueño (p. 137-139).
En el capítulo 11, “Encuentros cercanos”, se nos habla de las abducciones o raptos de humanos por extraterrestres explicados por psicólogos, como una mezcla de alucinaciones o sueños lúcidos con parálisis de sueño (p. 142-143). Raptos para realizar experimentos sexuales en humanos generalmente solitarios a los que les gustaría repetir la experiencia (p. 144-146). Extraterrestres, según los ufólogos, que han venido desde épocas pretéritas para influenciar en los grandes monumentos de la humanidad, como las pirámides de Egipto, Stonehenge, Sacsayhuamán, las líneas de Nazca o Machu Picchu (p. 149).
El apéndice, llamado “Bonus truck” (en inglés, pista adicional en un CD musical) escrito por Aponte, Barona y Lía Rebaza (cuyos datos no aparecen para nada en los créditos, ni siquiera en la carátula como colaboradora como se estila en las publicaciones científicas o de no ficción) (7) trata sobre lo que es la naturaleza humana desde el punto de vista de filósofos antiguos, como los griegos Sócrates y Aristóteles,  modernos como Hobbes, Rousseau y Holbach, o contemporáneos como Heidegger y Sartre (p. 161-166), así como de la visión científica de la biología evolutiva que nos dice que somos una especie: nueva sobre el planeta, dependiente de otros organismos, animal (distinta) y básicamente bondadosa (p. 166-177).
En sus reflexiones finales nos dicen que es importante preguntarnos sobre nuestra naturaleza humana ya que los medios al mostrar la violencia de otros también pueden advertirles de la nuestra (p. 177-178); mencionan que se nos publicita a tener éxito económico y material (p. 178), y nos alertan sobre los peligros de la artificialización tecnológica y el transhumanismo (que paradójicamente promueve la Sociedad Secular Humanista del Perú [8]) que anularían nuestra naturaleza (ídem).
En el último párrafo destacan la importancia de la visión biológica para tener una perspectiva más completa de lo que somos (p. 180). Y ciertamente no deben olvidar los autores que en base a nuestra biología, somos seres sociales, culturales y psicológicos.
En definitiva estamos ante un libro de divulgación científica y, por ende, sencillo de leer, y crítico de algunas afirmaciones  paranormales y pseudocientíficas que, aunque no es la primera publicación de su tipo en el Perú (9), rara vez hay obras así tan necesarias en un medio como el nuestro, donde muchas veces predomina el pensamiento mágico y supersticioso incluso en el mundo académico. 

2. La forma del libro

En la portada, luce bonita la figura del cuchillo y tenedor sobre un plato con un fondo del mapamundi pero con la frontera ecuatoriana sobre extendida sobre territorio amazónico peruano. Debe ser un mapa de hace un siglo hecho por geógrafos no latinoamericanos.
Como en otras publicaciones de nuestro país, cuyas editoriales se dedican más a imprimir que a editar, este libro, que hubiera tenido una redacción totalmente impecable, adolece de diversos yerros como los que hemos encontrado según esta fe de erratas con 9 errores gramaticales:

Dice: /Debe decir: / Página:
dermatistis /dermatitis /31
la matemática y estadística / la matemática y la estadística / 94
los velociraptor/ los velociraptores / 123
los velociraptors/ los velociraptores / 123
los velociraptors (2 veces)/ los velociraptores / 125
americanos / americanos originarios / 146
(sin)” / (sin)”. / 150
encuentrA / encuentra / 165

Además hay defectos de edición como 6 líneas viudas (o solitarias al final de un párrafo y al principio de las páginas:  71, 77, 91, 131, 144 y 173) y 3 líneas huérfanas (o solitarias al principio de un párrafo y al final de las páginas:  78, 131 y 179), y la incorrecta alineación de los números de todas las páginas impares con sus respectivos párrafos. 

Seguramente en sus próximas publicaciones, el equipo de la editorial SSHP, (conformado, para el presente libro, por un director editorial, 3 editores generales, 2 editores de estilo, y un miembro más, según los agradecimientos) podrá prever nuevos yerros y corregirlos antes de salir a la luz.

Lima, 22 de enero-18 de febrero, 2021

(*) Manuel A. Paz y Miño es Licenciado en Filosofía por la UNMSM (Perú) y Mag. en Letras, con mención en Ética Aplicada por la Universidad de Linköping (Suecia).

Notas
(1) El del panameño Claudio de Castro, con subtítulo “Donde ocurre la batalla final”, 2018, es un ensayo religioso sobre “la presencia del demonio en la Iglesia”; y el del peruano Juan Carlos Galdo, sin el artículo indefinido “Un” y subtítulo, 2019, es una novela. 
(2) Por ejemplo, Martín Tanaka (coordinador): Antología del pensamiento crítico peruano contemporáneo, Buenos Aires: CLACSO, 2016.
(3) Según los créditos del libro, p. 4, la organización se llama formalmente Asociación Secular Humanista del Perú y su sello editorial Sociedad Secular Humanista del Perú, que también es el nombre con el que aparece públicamente la agrupación. Véase https://ssh.org.pe/ 
(4) El movimiento escéptico contemporáneo internacional se inició en 1976, en los EEUU., con la fundación del Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal o CSICOP (Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones de lo Paranormal) –desde 2006 se llama Committee for Skeptical Inquiry o CSI (Comité de Investigación Científica)--. V. https://skepticalinquirer.org/history-of-csicop/
A partir de ahí se fundan grupos con fines similares alrededor del mundo, incluyendo al Centro de Investigación de lo Paranormal, lo Seudocientífico y lo Irracional en el Perú (CIPSI-Perú) en 1998. V. http://www.oocities.org/cipsiperu/ y http://cipsi-peru.blogspot.com/
(5) La nomenclatura correcta es SARS-coV-2, esto es, según su sigla en inglés, coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave o severo de tipo 2. El 1 causó entre 2002 y 2003 más de 900 muertes.
(6) Aponte obtuvo además de su título profesional, sus grados de magíster y doctor en la UNMSM. V.:  http://dina.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/VerDatosInvestigador.do?id_investigador=4936
(7) Rebaza es Licenciada en Filosofía y egresada de la maestría en la misma especialidad por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y  docente universitaria. V. http://directorio.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/VerDatosInvestigador.do;jsessionid=00000c3e3b9ffc6f9b3f425739ff?id_investigador=74373
(8) La SSHP tiene un Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo (IET): https://extrapolitica.ssh.org.pe/
(9) Justo el CIPSI-Perú publica desde 1998 su revista Neo-Skepsis:
http://neo-skepsis.blogspot.com/2009/10/presentacion.html
y publicó su primer libro, en 2001, por Andrew Lugg: Pseudociencia, racionalismo y cientismo. Ensayos filosóficos. Lima: EFA: http://edicionesfilosofiaaplicada.blogspot.com/2009/10/pseudociencia-racionalismo-y-cientismo.html
 

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