¿EXISTEN LOS FANTASMAS?
En todas partes y épocas alrededor del mundo ha habido personas de toda edad, que han afirmado que han tenido algún tipo de experiencia visual supuestamente con gente ya muerta que ya no debería estar aquí o allí, o siluetas oscuras o luminosas de cuerpos humanos completos o no, caminando o flotando, que han interpretado, debido a sus fuertes creencias ancestrales y tradicionales en lo mágico y lo sobrenatural, como seres del más allá, un tipo de consciencia o vida después de la muerte, esto es, como apariciones de fantasmas. Es decir, almas o espíritus incorpóreos de los fallecidos. Pero también algunas interpretaciones religiosas fundamentalistas no solo hablan de espíritus de muertos sino también de demonios.
También hay quienes aducen haber sentido una presencia invisible a su lado o cerca de ellos, o experimentado contacto físico, con toda suerte de tocamientos sin que hubiera nadie presente, fuera y dentro de la cama. Es decir, cuando han sentido algo aparentemente inusual sin identificar la fuente pero, no obstante, lo han interpretado como un fantasma precisamente por sus creencias religiosas.
En cambio, las personas de mentalidad cuestionadora, indagativa o científica buscarían explicaciones más realistas o racionales.
Desde el punto de vista de las ciencias de la conducta humana tales experiencias con supuestos fantasmas, podrían interpretarse en realidad como: alucinaciones visuales o táctiles producidas por trastornos psicóticos en enfermedades mentales (como la esquizofrenia, el Alzheimer o el Parkinson), producidas justamente por sustancias alucinógenas (como el LSD), campos magnéticos sobre el cerebro, o por parálisis de sueño (donde el cuerpo no puede moverse antes de dormir o despertar); confusión de la imaginación con la realidad en los niños; malinterpretaciones de ruidos caseros y terráqueos; efectos sonoros de vibraciones acústicas; ilusiones ópticas debido a fenómenos físicos comunes y corrientes (p. ej. una sábana ondeante en un cordel) o no (llama perpetua por gas del subsuelo) que el cerebro puede interpretar como seres con siluetas de rostros y/o cuerpos (pareidolia) de entes fantasmales.
El hecho que varias personas -a la vez o no- hayan experimentado un mismo o parecido fenómeno no es prueba de lo que dicen sentir u observar sea real pues la psicología nos enseña que son posibles la sugestión y la alucinación colectivas.
Tampoco son evidencia probatoria de entes del más allá algunos sonidos, luces o imágenes que pueden ser captados del medio ambiente por grabadoras, cámaras fotográficas o de video y que algunas personas pueden interpretarlos como ocasionados por tales entes fantasmales. Pues es harto conocido la inmensa gama de posibilidades alternativas explicativas técnicas sin mencionar los lucrativos y sensacionalistas fraudes (no es muy difícil hacer fotos con presencias “fantasmales”).
En todo caso, si se quiere salir de dudas un equipo de técnicos (“cazafantasmas”), con cámaras fotográficas y de video, se podría amanecer en cualquier lugar (como un cementerio, una casa antigua, un colegio, etc.) donde presuntamente se aparecen los fantasmas a ver si captan algo (también podrían muy bien intentar capturar a los hipotéticos aparecidos a ver si en verdad no son de carne y hueso finalmente).
Por su parte, los parapsicólogos, serios o charlatanes, autodidactas o académicos, al aludir entes inmateriales o buscar una explicación paranormal para las apariciones fantasmales son tildados por sus críticos de oscurantistas, religiosos solapados y espiritistas.
De ese modo, el espiritismo (y también el animismo) explicaría los fenómenos parapsicológicos ya que postula la existencia de un mundo espiritual paralelo al nuestro el cual podrían conectarse entre sí a través de personas con dones especiales: los médiums o canalizadores para que se comuniquen los muertos con los vivos.
El espiritismo tuvo un repunte a fines del siglo XIX y a comienzos del XX cuando aparecieron iglesias cristianas espiritistas alrededor del planeta. Es célebre el caso del escapista Harry Houdini quien poco antes de morir prometió mandar un mensaje post-mortem en clave a su esposa. Según ella así lo hizo a través de un pastor espiritista quien fue el médium. Pero la verdad es que muchos casos catalogados de espiritistas han sido fraudes o ingenuas mal interpretaciones.
Otros postularían que tales fantasmas serían el eco o rastro energético de personas que alguna vez estuvieron vivas o incluso especularían que son manifestaciones de seres extraterrestres.
Y como sucede con otros fenómenos que el sentido común no puede explicar a satisfacción, las pseudociencias pretenden darles validez.
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