jueves, 21 de mayo de 2020

TEORÍAS CONSPIRATIVAS Y PSEUDOCIENTÍFICAS SOBRE EL COVID-19

CONSPIRACY AND PSEUDO-SCIENTIFIC THEORIES ABOUT COVID-19

Manuel Paz y Miño
Lic. en Filosofía, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y M.A. en Ética Aplicada, Universidad de Linköping
Director, Neo-Skepsis
Correo-e: mapymc@yahoo.com



Resumen: Desde la aparición de la pandemia del covid-19, se ha producido más de una hipótesis sobre su origen y propagación. Algunas de ellas con un innegable sesgo ideológico-político más que de real conocimiento científico (volviéndose así en teorías conspirativas), y otras de carácter especulativo o de ciencia ficción que de ciencia fáctica real (tornándose así pseudocientíficas).

Palabras clave: covid-19, geopolítica, conspiración, pseudociencia, especulación

Abstract: Since the onset of the covid-19 pandemic, there has been more than one hypothesis about its origin and spread. Some of them with an undeniable ideological-political bias rather than of real scientific knowledge (thus becoming conspiracy theories), and others of speculative or science fiction character more than of actual factual science (thus becoming pseudoscientific).

Keywords: covid-19, geopolitics, conspiracy, pseudoscience, speculation


Introducción
La ciencia a pesar de sus metas ideales de búsqueda de la verdad y explicación de los fenómenos naturales y sociales de la realidad, como cualquier expresión social humana, está sujeta a manejos económicos, políticos y militares.

Un ejemplo clásico evidente donde lo religioso, emparejado con el poder político, tuvo mayor peso que la búsqueda de la verdad objetiva, fue la controversia del siglo XVII entre el  geocentrismo y el heliocentrismo sostenida por la Iglesia y Galileo respectivamente, dónde no primaron las evidencias empíricas descubiertas por este sino los dogmas centenarios de aquella (véase Campuzano A., M., 2007; Artigas, M. y W.  R.J. Shea, 2009; Aranzamendi N., L., 2014).

Otro ejemplo de cómo el poder político, sesgado por prejuicios ideológicos, trabo el avance del conocimiento científico, fue el caso más reciente que se dio en el siglo XX al considerar el gobierno soviético de Stalin como “ciencia burguesa” y, por lo tanto, “contra revolucionaria” a la genética mendeliana, y a la vez apoyar las ideas lamarckianas de Lysenko (v. Stoletov, V., 1951; Lecourt, D., 1978; Graham, L., 2016).

Aunque en sus inicios, en la época antigua, la ciencia estaba mezclada con la filosofía, luego se comenzó a diferenciarse de ésta en el siglo XIX, y hasta inicios del siglo XX muchas de las investigaciones y descubrimientos científicos fueron llevados a cabo por muchos de sus héroes que trabajaron en forma particular, actualmente la ciencia depende del financiamiento estatal y privado. Entonces  se la puede direccionar hacia metas y objetivos específicos.

Hay ejemplos recientes de eso: por un lado, hay estudios científicos que demostrarían la influencia de la civilización humana en el calentamiento global, y hay otros que dicen que éste no existe o que el cambio climático terrestre es natural (v. Toharia, M., 2016),  hay investigaciones que aducen que el uso de los celulares (Shield, C., 2018)  o las redes de telefonía móvil 5G (Redacción BBC News Mundo, 2019; National Geographic España, 2020) podrían afectar la salud y otras que dicen que no; cosa similar se da con los transgénicos (Blog de Bayer, s/f), y por supuesto, no es diferente la situación con el orden y propagación de la pandemia del covid-19 como veremos luego.

Entonces, vemos que dentro de la ciencia hay temas controversiales y discutibles donde podemos hallar investigadores que defiendan una u otra posición y que basándose en sus propios datos terminen calificando a sus oponentes de pseudocientíficos. No obstante, es la realidad misma la que refutara, con más y mejores observaciones y experimentos, las hipótesis con menor fundamento y evidencia, como nos muestra la historia de la ciencia donde abundan casos, como por ejemplo, el geocentrismo, el creacionismo, la generación espontánea, el flogisto, la frenología, los rayos N, etc., etc. (v. Hines, T., 1988; Sanz, J., 1989).

Y ciertamente es muy conocido que existen trasnacionales o corporaciones multinacionales que depredan los recursos naturales del planeta sin mucho freno, especialmente en las zonas más pobres del planeta. De ese modo, no es difícil entender que hay en juego grandes inversiones e intereses económicos de por medio.
Por otra parte, no es difícil manipular la opinión pública en base al miedo y la desinformación. Y con el uso del internet y sus diversas redes sociales se las ha inundado con toda suerte de explicaciones no solo conspirativas o pseudocientíficas o también mágico-religiosas sino crasa y evidentemente falsas por diversas razones que van desde la ignorancia, el sadismo y la manipulación ideológica y política hasta la especulación económica, el robo y el fraude.

Origen y propagación del covid-19

La hipótesis científica naturalista

En primer lugar, tenemos las explicaciones científicas sobre el origen del covid-19 o sars-cov-2, que dicen que este virus, como otros, es un producto de la evolución natural de esa clase de micro organismos que inicialmente atacaban especies animales salvajes, como el murciélago, y que de ahí se propagó en otras, como el cerdo, y de ahí al comprados en un mercado de la provincia china de Wuhan para ser consumidos por los seres humanos, éstos se contagiaron y enfermaron (Millán Valencia, A., 2020). Entonces se ha habla del origen natural, evolutivo del covid-19 muto que así pudo infectar a nuestra especie. Eso es algo normal y siempre ha sucedido en la tierra y, consecuentemente, no es la primera vez que se da una situación similar, peor aún al trastocar se la naturaleza por causa de la civilización (Quammen, D., 2012). Recuérdese sino todas las epidemias registradas por la historia (Ruffié, J. y Jean-Charles Sournia, 1984). De ese modo, no habría culpables malévolos interesados en acabar con parte de la humanidad, especialmente los ancianos y sus menores en edad que presenten problemas respiratorios, cardíacos, oncológicos, de obesidad, etc. y, por eso, tengan debilitado su sistema inmunológico.

Las teorías conspirativas (ideológico-políticas)

En segundo lugar, hay quienes le otorgan un origen artificial a ese virus y, por lo tanto, mal intencionado y genocida. Es decir, por un lado, se ha dicho que ha sido creado en un laboratorio universitario de los EUA (Connor, S., 2014) –o incluso en uno de Bill Gates, uno de los hombres más ricos del planeta (Redacción RPP Noticias, 2020)--, y de ahí, fue introducido, por sus servicios de inteligencia de forma oculta, a la República Popular China, y por otro, que fue creado en un laboratorio de esta nación (Clarin.com, 2020) y de ahí esparcido al mundo adrede o accidentalmente.

Para apoyar estas afirmaciones de tinte conspirativo, se afirman, además de la existencia de los respectivos laboratorios especializados, razones geopolíticas como, por ejemplo, que los EEUU querían sabotear el acelerado y creciente avance económico de la China, sembrando el covid-19 en este país, y creando así una epidemia mundial con miles de víctimas, incluso en la misma potencia americana, o, por el contrario, el gigante asiático planeó la pandemia contra la economía mundial y especialmente de los EUA (Morales, L., 2020), sacrificó a unos cientos de sus ciudadanos para simular un origen natural de la pandemia pero que, sin embargo, actuó demasiado rápido (o bien) para detener su esparcimiento por el resto del país, fuera de la provincia de Wuhan donde se originó, pero que, no obstante, demoró en alertar al mundo sobre el microorganismo mortal.

Los que plantean el origen artificial del virus en la China, sostienen que ésta prácticamente tenía todo listo para construir un hospital ad-hoc en solo 5 días para los pacientes infectados con el virus de marras, que es demasiada casualidad que no haya infectado a regiones tan importantes y no muy lejanas de Wuhan como Beijing o Shangai, y que China, gracias a la caída de la bolsa internacional, debido a la pandemia, pudo comprar muchas acciones a un bajo precio (Maldito Bulo, 2020), las que en situaciones corrientes hubieran mantenido un precio alto o normal.

En ambos casos, los supuestos países complotadores del origen del covid-19, son mostrados por sus acusadores como malvados y asesinos, carentes de todo valor hacia la vida humana y capaces de todo para lograr sus maquiavélicos y demoníacos propósitos para consuelo y beneplácito, según sea el caso, de los anti capitalistas o los anti comunistas.

Las teorías pseudocientíficas

En tercer lugar, están aquellos profesionales científicos que sustentan hipótesis sin mayores evidencias y, por lo tanto, son refutadas y descartadas por sus colegas. Por ejemplo, el astrofísico Chandra Wickramasinghe, propulsor de la panspermia, se aventuró a decir que el coronavirus, y otros virus pandémicos pasados y recientes,  tiene un origen extraterrestre, que lo trajo un cometa que atravesó el cielo chino en octubre del 2019, a pesar de las radiaciones cósmicas que sufriría en el espacio y de la historia de los virus de la tierra: el coronavirus no presenta una biomolécula diferente a las que presentan los demás (ABC Ciencia, 2020).

Otros, de probado entrenamiento y preparación científico médica, afirmaron, contracorriente, que la pandemia del coronavirus no existe (Rodríguez, L., 2020; Infocielo, 2020):  es solo un pretexto de los dueños del mundo para controlar a la gente de todo el orbe a través del confinamiento en sus casas y el miedo a ser infectados y morir, lo que les debilita y enferma, o que el mal, aunque real, no es causada por un virus sino por las redes de telefonía celular 5G. Ahora bien, estos propagandistas pueda que mientan adrede para ganar dinero en el caso que su negocio sea la venta de productos o que realmente crean lo que dicen. Sea cual sea la razón, la desinformación y el engaño atentan contra la economía y salud de la gente (Iriberri, A., 2020).

Otros añaden que las cifras de los muertos por la pandemia, según la información dada por los gobiernos, son en realidad de las víctimas mortales de males reales como el hambre, la neumonía, el dengue, la TBC, los ataques cardíacos, etc., cosa que se puede refutar matemáticamente (Costa, C. y C. Tombesi, 2020). Entonces, si habría una conspiración mundial para ocultar la verdad,  ¿cómo es que serían todos los gobiernos independientes con sus altos centros de investigación científica capaces de caer en tal manipulación de ocultamiento de la información? Evidentemente la respuesta es un rotundo no, a pesar de que haya países reconocidos de un gran poder geopolítico y económico, con aliados fuertes o sumisos.


Conclusiones

Las condiciones para que se esparzan y se crean en teorías pseudocientíficas y conspirativas son variadas. Por un lado, está la ignorancia en saber la diferencia entre creencia y conocimiento, en qué es ciencia, qué es una hipótesis y una teoría científica. Por otro lado, hay intereses políticos y económicos en mantener desinformada a la población, o hacerle creer en determinados enemigos. Y, por supuesto, hay un aprovechamiento y una manipulación de la necesidad humana de respuestas y el placer de que le confirmen esos supuestos enemigos, además de sentirse dueños de la verdad. Máxime y más rápido con el uso de internet y las redes sociales, tales teorías se difunden veloz y globalmente (Fisher, M., 2020).
Se debe tener claramente en mente, que un líder político por más poderoso que sea no es un epidemiólogo, que por más que haya ganado un premio Nobel, un científico debe aportar pruebas para validar sus hipótesis, que sí queremos entender mejor qué son los virus, cómo se producen las pandemias, la manipulación de la comunicación, los conflictos e intereses geopolíticos, la diferencia entre creencia y conocimiento, entre ciencia y pseudociencia, etc. debemos investigar en las fuentes idóneas correspondientes.

Bibliografía
ABC Ciencia. “El coronavirus llegó del espacio: la disparatada teoría de un famoso astrofísico”. Madrid, 19/03/2020, en: https://www.abc.es/ciencia/abci-disparatada-teoria-afirma-coronavirus-llego-espacio-202003182146_noticia.html
Aranzamendi Ninacondor, Lino. (2014). Galileo Galilei: padre de la ciencia moderna proscrito por la iglesia inquisitorial. Lima: Grijley.
Artigas, Mariano y William R.J. Shea (2009). El caso Galileo. Mito y realidad. Madrid: Encuentro.
Blog de Bayer. “Transgénicos: ¿Son seguros para la salud?”, s/f, en:
https://blog.bayer.es/transgenicos-son-seguros-para-la-salud/
Campuzano Arribas, Manuel (2007). Galileo Galilei. Ciencia contra dogma (retrato historico-filosófico-científico). Madrid: Visión Libros.
Clarin.com. “Siguen las dudas  Coronavirus: una nueva teoría dice que el virus se inició en un laboratorio chino que experimentaba con murciélagos”. 12/04/2020, en: https://www.clarin.com/viste/coronavirus-nueva-teoria-dice-virus-inicio-laboratorio-chino-experimentaba-murcielagos_0_TCJDGLPBl.html
Connor, Steve. “Exclusive: Controversial US scientist creates deadly new flu strain for pandemic research Scientists express horror over the creation of a virus that could render the human immune system defenceless”,  1 July 2014, en: https://www.independent.co.uk/news/science/exclusive-controversial-us-scientist-creates-deadly-new-flu-strain-for-pandemic-research-9577088.html
Costa, Camilla y Cecilia Tombesi. “Coronavirus: cómo se comparan las muertes por covid-19 con las mayores causas de mortalidad en el mundo y en América Latina”. BBC News Mundo 12 mayo 2020, en: https://www.google.com/amp/s/www.bbc.com/mundo/amp/noticias-internacional-52591995
Fisher, Max. “The Interpreter. Teorías de la conspiración del coronavirus: por qué prosperan y por y por qué son peligrosas". 13 de abril de 2020, en: https://www.nytimes.com/es/2020/04/13/espanol/mundo/coronavirus-conspiracion-fake-news.html
Graham, Loren (2016). Lysenko’s Ghost: Epigenetics and Russia. Cambridge, Mass.: Harvard University Press.
Hines, Terence (1988). Pseudoscience and the Paranormal: A Critical Examination of the Evidence. Amherst, NY: Prometheus Books.
Infocielo. “Quién es Chinda Brandolino, la médica platense que habló de “falsa pandemia” con Nicole Neumann”. 20 de mayo de 2020, en: https://infocielo.com/nota/118413/quien-es-chinda-brandolino-la-medica-platense-que-hablo-de-falsa-pandemia-con-nicole-neumann/
Iriberri, Ainhoa. “El coronavirus no existe y no hay que aislarse: llega el negacionismo del Covid-19”. 13 abril, 2020, en: https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20200413/coronavirus-no-existe-aislarse-llega-negacionismo-covid-19/481452647_0.html
Lecourt, Dominique (1978). Lysenko - Historia real de una ciencia proletaria. Barcelona: Laia.
Maldito Bulo. “Cuidado con la cadena que asegura que China ha ganado 20 mil millones durante la epidemia de coronavirus”, 21/03/2020, en:
Millán Valencia, Alejandro. “Coronavirus | "No es una creación de laboratorio": cómo un grupo de científicos logró demostrar el origen natural del virus que causa covid-19”, 6 abril 2020, en:  https://www.bbc.com/mundo/noticias-52140543
Morales, Leonardo. “¿Preparó China un ataque global con el COVID-19?”, 28 de marzo de 2020, en: https://www.diariolasamericas.com/eeuu/preparo-china-un-ataque-global-el-covid-19-n4195842
National Geographic España. “¿Es peligroso el 5G para la salud?”, 12 may. 2020, en: https://www.google.com/amp/s/www.nationalgeographic.com.es/ciencia/es-peligroso-5g-para-salud_15514/amp
Quammen, David (2012). Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic. NY: W. W. Norton & Company.
Redacción BBC News Mundo. “¿Tiene algún riesgo para la salud la nueva tecnología 5G para celulares?”, 15 julio 2019, en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-48991241
Redacción RPP Noticias. “Las teorías de conspiración apuntan a Bill Gates como el culpable del nuevo coronavirus Antivacunas, grupos conspiracionistas y seguidores de Donald Trump se unen ercelona: Debolsillo.
Rodríguez Salamanca, Laura. “Médico que dice que el coronavirus es una farsa mezcla argumentos cuestionables y falsos”. 23 Abril 2020 en: https://colombiacheck.com/chequeos/medico-que-dice-que-el-coronavirus-es-una-farsa-mezcla-argumentos-cuestionables-y-falsos
Ruffié, Jacques y Jean-Charles Sournia (1984). Les épidémies dans l’histoire de l’homme: Essai d’anthropologie médicale. París: Flammarion.
Sanz, Julio (1989). Grandes ideas y experimentos de la ciencia. Lima: Amaru.
Shield, Charli. “¿Usar celular puede dañar el cerebro?”, 12.08.2018, en:  https://www.dw.com/es/usar-celular-puede-da%C3%B1ar-el-cerebro/a-45051280
Stoletov, V. (1951). Mendel o Lysenko? Dos caminos en biología. Buenos Aires: Lautaro.
Toharia Cortes, Manuel (2016). El Clima: El Calentamiento Global y el Futuro del Planeta. Barcelona: Debolsillo

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domingo, 17 de mayo de 2020

¿FAVORECE EL PLACEBO A LAS PSEUDOCIENCIAS?

DOES PLACEBO FAVOR PSEUDOSCIENCES?

Daniel Meza Mosqueira
Lic. Ciencias de la comunicación, Universidad de San Martín de Porres, Mag. en Relaciones Internacionales, Universidad de Nottingham y Editor Jefe, Revista de divulgación científica N+1.
Correo-e: daniel@nmas1.org



Resumen: El placebo nació con la idea de ser un aliado, no un infiltrado del enemigo. pero desde que se empezó a investigar, malos individuos tomaron ventaja y empezaron a utilizarlo como argumento a favor de las prácticas pseudocientíficas. La cuestión es especialmente grave y relevante en tiempos de covid-19. En este artículo revisaremos el dilema de si seguir dando lugar a la materia del placebo y el efecto placebo en la investigación.

Palabras clave: Efecto placebo, ciencia, pseudociencias, medicina

Abstract: Placebo effect was born as an ally, not as an infiltrate of the enemy. But since beginning to investigate, bad individuals took advantage and began to use it as an argument in favor of pseudo-scientific practices. The issue is especially serious and relevant in times of covid-19. In this article we will review the dilemma of whether to continue considering placebo and the placebo effect important for investigation.

Keywords: Placebo effect, science, pseudoscience, medicine.


El efecto placebo fue desvirtuado desde que se empezó a investigar. ¿Cómo pasó y qué podemos hacer para prevenir que malos individuos tomen ventaja de él, especialmente en tiempos de pandemia?

En la tarea de convencer a todos, poblaciones, empresas, y gobiernos, que el método científico es la mejor vía para a encontrar respuestas certeras a los problemas de la humanidad, nos hemos encontrado con un impensado enemigo: el efecto placebo. Y consecuentemente, el campo más golpeado por quienes desean aprovecharse de la inocencia o desesperación de otros, es el de la salud. Pasa hoy durante la pandemia, y pasó siempre.

Pongámonos en contexto: solo a partir de la aparición de la COVID–19 en el mundo, autoridades y médicos irresponsables no tardaron en recomendar medicamentos y presuntos tratamientos extraños que no pasaron por los mínimos filtros científicos

Placebo

El placebo, sin embargo, nació con la idea de ser un aliado, no un infiltrado del enemigo. La Real Academia Española plantea que el placebo es una “sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”.

Para llegar a este concepto, la palabra pasó por un proceso etimológico. Originaria del latín, refería a “agradecer” o “complacer”. Aunque el uso del vocablo placebo en un contexto médico para describir los tratamientos inocuos que se administraban a los pacientes, comenzó hacia finales del siglo XVIII, momento en el que se reconoció que muchas sustancias que se usaban para curar las enfermedades no tenían tales efectos.

Cabe decir que antes de la llegada de la medicina experimental, gran cantidad de los tratamientos eran placebo, y a pesar de que los médicos ya se daban cuenta de ello, no reconocían el hecho. La verdad es que carecían de medicinas con la variedad actual y si revelaban lo que sabían, irían en contra de su propia reputación.

El héroe que permitió a la humanidad comprender el efecto y utilizarlo de forma eficiente fue Henry Beecher, quien demostró en 1955 que los pacientes respondían a los placebos definiendo a este como: un falso tratamiento que sirve como instrumento psicológico útil para ciertas afecciones mentales; un recurso experimental para distinguir un efecto medicamentoso real de una sugestión; y una herramienta para estudiar los mecanismos de acción farmacológicos.

Efecto placebo

Ahora, más interesante aún es la definición del efecto placebo: “la modificación, muchas veces fisiológicamente demostrable, que se produce en el organismo, como resultado del estímulo psicológico inducido por la administración de una sustancia inerte, de un fármaco o de un tratamiento”.

Lo fascinante aquí es que el efecto placebo no se produce exclusivamente de un placebo en forma de una pastilla, sino que también puede usarse junto a un fármaco, un tratamiento, una fisioterapia o hasta una cirugía.

Estudios sobre él han descubierto, como consecuencia, cambios objetivos en la presión arterial, la colesterolemia, la temperatura y la frecuencia cardíaca. Además, también se puede traducir en cambios fisiológicos, como la liberación de endorfinas en la reducción del dolor, aumento de los niveles de dopamina endógena en pacientes con enfermedad de Parkinson y cambios en el tono de la musculatura bronquial y en el valor de flujo espiratorio máximo en asmáticos.

Lo único ‘malo’ de los estudios de Beecher fue que…irónicamente, también permitieron que comerciantes de prácticas o tratamientos pseudocientíficos aprovechasen la ciencia del placebo, para darle potencia a sus argumentos.

Cómo el placebo favorece la pseudociencia

El problema, describe Fabrizzio Benedetti, es que “cuando la ciencia dura comenzó a investigar los efectos del placebo, inconscientemente produjo un cambio en el pensamiento de los estafadores”. Ahora, ellos son conscientes de que sus intervenciones basadas en creencias y no en experimentos revisados pueden funcionar a través del efecto placebo.

La misma ciencia dura que negó bases científicas para terapias no convencionales, ahora certifica que el placebo tiene bases científicas. Esto, a su vez, trae como consecuencia que “estos charlatanes no estén interesados en demostrar que sus pseudointervenciones funcionen, más bien, justifican su uso sobre la base de que hay posibilidad de que estas intervenciones puedan inducir fuertes efectos placebo”.

Desambiguando

Actualmente, todos debemos ser conscientes que todo aquel que venda curas que suenen a milagrosas a partir de terapias específicas, está mintiendo.

El investigador italiano aclara, en primer lugar, que “el placebo no cura, sino que a veces puede mejorar la calidad de vida”.

Muchos han llegado al extremo de afirmar que se pueden curar muchas enfermedades con placebos. Sin embargo, la ciencia rigurosa solo probó que estos pueden reducir síntomas como el dolor y la rigidez muscular en el Parkinson. Lo que no quiere decir que la enfermedad sea afectada. Las neuronas siguen deteriorándose pese a la sensación de mejora temporal.

Lo segundo es que no funciona igual con todas las enfermedades: una cosa es el cáncer, otra la depresión, y otra es una infección virológica o bacteriológica.

“El componente psicológico puede ser modulado por los placebos, pero estos no pueden hacer nada contra el cáncer ni matar bacterias de la neumonía”.

Finalmente, Benedetti pide no confundir el placebo y las remisiones espontáneas. El placebo generalmente fue estudiado en lapsos de horas o días; las remisiones espontáneas tienen consecuencias duraderas, y fueron estudiadas tan poco (y su incidencia es tan baja) que hasta hay quienes piensan que se deben a diagnósticos erróneos.

Es importante que la sociedad comprenda que para hacerse diagnósticos debe acudir a la ciencia y la medicina general, y que un diagnóstico médico solo lo puede hacer un médico, y no un charlatán, ni un chamán ni organizaciones no médicas.

¿Dónde está el peligro?

Es interesante cómo el científico cuestiona si investigar el placebo es bueno o malo, por el hecho de que este aparentemente haya dado más argumentos a los defensores de las pseudociencias para mejorar sus discursos.

“¿Investigar el placebo potencia las pseudociencias?” se cuestiona.

Me animo a decir que este el punto más flaco del artículo de Benedetti, en el que pretende usar un oscurantismo para combatir otro. Pedir o sugerir que se investigue menos es como pedir que deje de llover. A ello, él mismo se responde:

 “La propia comunidad médica debe ser honesta sobre la eficacia real de muchos tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, reconociendo que algunos de ellos son útiles, mientras que otros no lo son”.

La petición podría ir en contra de intereses de la industria farmacéutica, un sector que conviene fiscalizar con cercanía.  ¿Cómo? Precisamente, con más ciencia y mecanismos reguladores reforzados de profesionales de la salud reconocidos y probos.

Además, me permito complementar con que todo el cuerpo médico debe trabajar de forma individual, colectiva y sistémica para ser sensible y cordial, puesto que los pacientes no son solo cuerpos, sino también personas con sentimientos y emociones. Una buena relación médico paciente hará que los últimos, de haber caído en charlatanerías, retomen la confianza en la ciencia o lo científico.

Finalmente, en países como los latinoamericanos, donde hay fuertes influencias culturales relacionadas a saberes ancestrales, es importante que las políticas públicas de ciencia occidentales y la práctica científica sepan tender puentes para estudiar, integrar o filtrar estos saberes con el método científico, de modo que se puedan mantener las prácticas que pasen aprobatoriamente las fases experimentales de rigor (incluyendo o no placebo), y las que no, descartarlas pedagógicamente.

Bibliografía
Lam, R. (2014). El placebo y el efecto placebo. Revista Cubana De Hematología, Inmunología Y Hemoterapia, 30.
Benedetti, F. (2019). The Dangerous Side of Placebo Research: Is Hard Science Boosting Pseudoscience?. Clinical Pharmacology & Therapeutics, 106(6), 1166-1168. doi: 10.1002/cpt.1579
Silva H. El efecto placebo en los ensayos clínicos con antidepresivo. Acta Bioethica 2009 [citado Octubre 2013];15(2).
Benedetti F. The placebo response: science versus ethics and the vulnerability of the patient. World Psychiatry. 2012 Jun;11(2):70-2
Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. 22ed. España: Espasa Libros; 2001.

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jueves, 14 de mayo de 2020

EL VIRUS CONSPIRATIVO: UNA VACUNA

THE CONSPIRACY VIRUS: A VACCINE

Fabrizio López De Pomar
Lic. en Psicología, Universidad de Lima.
Miembro, Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo-Sociedad Secular Humanista del Perú
Correo-e: fabrizio.lopez.depomar@gmail.com / Twitter: @FELDP25



Resumen: La actual pandemia genera incertidumbres de todo tipo, llevando a las personas a buscar explicaciones satisfactorias que les den orden y sentido a sus experiencias vitales. Actualmente, el enemigo común se ha vuelto el nuevo coronavirus. Pero las incertidumbres significativas persisten y en esa búsqueda de respuestas aparecen también las teorías conspirativas, aquellas que señalan confabulaciones entre poderosos como la causa de los problemas más importantes. El artículo utilizará la metáfora del virus conspirativo para analizar el pensamiento conspirativo, su naturaleza, efectos y posible vacuna.

Palabras clave: Teorías conspirativas, Pensamiento conspirativo, COVID-19, Literacidad científica, Pensamiento crítico.


Abstract: The current pandemic generates uncertainty of all kinds, leading people to seek satisfactory explanations that give order and meaning to their life experiences. Currently, the common enemy has become the new coronavirus. But signficant uncertainties persist and in that search for answers conspiracy theories also appear, those that point to collusions between the poweful as the cause of the most important problems. The article will use the conspiracy virus metaphor to analyze conspiracy thinking, its nature, effects, and posible vaccine.

Keywords: Conspiracy theories, Conspiracy thinking, COVID-19, Scientific Literacy, Critical thinking.


Introducción
A estas alturas, difícilmente haya alguien que no esté familiarizado con el SARS-CoV-2, el nombre y apellido del nuevo integrante de la familia coronavirus, responsable de la enfermedad COVID-19 y consecuente pandemia. La coyuntura mundial ha creado una oportunidad de unirnos contra un enemigo común, en donde todos tenemos un rol importante. Desde quienes atienden a las personas infectadas, resguardan el orden en las calles, gobiernan un país en medio de la emergencia, acatan el confinamiento, y por supuesto, quienes posiblemente sientan la mayor presión: los que buscan una vacuna. Sin embargo, ¿hasta qué punto es cierto que todos identificamos por igual al enemigo común que hoy afrontamos?

Los avances científicos en todas sus áreas permiten reconocer un mundo complejo, donde los eventos naturales y sociales tienen más de una causa. Es en ese intento, por entender, donde surgen distintas personas y grupos señalando las causas biológicas y hasta políticas de la pandemia. La discusión se agudiza cuando todo parece enmarcarse exclusivamente en lo político, apareciendo explicaciones recurrentes en tiempos como estos: las teorías de conspiración.

El presente trabajo analiza dichas teorías desde el pensamiento conspirativo o mentalidad conspirativa, como lo llaman algunos autores (Brotherton, French & Pickering, 2013; Imhoff & Bruder, 2014), para lo cual haremos uso de la metáfora «virus conspirativo» con fines didácticos. De esta manera, podremos discutir las circunstancias en las que aparece, cómo se va gestando y cuál podría ser la vacuna más eficaz.

¿En qué circunstancias aparece?
Buscar explicaciones a los eventos del mundo es una tarea connatural al ser humano que se viene realizando desde sus albores, cuyos frutos hoy se observan en forma de conocimientos y tecnologías. En la cotidianidad, nos enfrentamos a incertidumbres mayores y menores. Estas últimas son carentes de urgencia, cuya resolución no se vuelve una prioridad en el momento que las presenciamos. Veamos un par de ejemplos.

Imaginemos que estamos realizando una actividad importante con mucha concentración. De pronto, un ruido no identificable a lo lejos, un ruido menor, que no causa alarma. Si bien genera una incertidumbre por no saber de dónde vino, difícilmente invertiremos tiempo en averiguar con el mayor grado de certeza de qué se trata y cuál es su origen. Como no tiene mayor importancia, lo dejamos pasar. Sin embargo, si una madre escucha un ruido extraño proveniente del cuarto donde descansa su bebé, es casi seguro que dejará de hacer lo que estaba haciendo y la prioridad se volverá entender qué causó ese ruido. Estos ejemplos sencillos buscan ilustrar la manera de cómo podemos responder ante diversas incertidumbres. Algunas son más significativas que otras y de eso dependerá nuestro interés por obtener una explicación satisfactoria.

Llevado a una escala social, si en las noticias se reporta una decena de muertes en un mismo día, en algún pueblo lejano, quizás despertaría el interés y preocupación de un porcentaje menor de la población general. Sin embargo, sería mayor ese porcentaje si las muertes se contaran por centenas o millares, en un mismo día y en varios países del mundo. Más aún si la posible causa de todas esas muertes amenaza a nuestros seres queridos y a uno mismo. Es allí donde esas incertidumbres (¿qué lo está causando?, ¿cómo lo causa?, ¿por qué ocurre?) se vuelven significativas y surge la necesidad de obtener una explicación satisfactoria.

Se ha descrito a las teorías conspirativas como intentos de explicar las causas últimas de problemas sociales significativos sobre la base de complots secretos entre dos o más actores poderosos (Denith & Orr, 2017; Keeley, 1999). Diversos ejemplos pueden venirnos a la cabeza, como el fallecimiento sorpresivo de un presidente, atentados terroristas fuera de serie, enfermedades súbitas y de difícil contención, etc. Estas teorías ganan presencia cuando se detonan un sentimiento de inquietud personal y falta de comprensión del mundo social (Abalakina-Paap et al., 1999; Bruder et al., 2013; Goertzel, 1994), así como también cuando las explicaciones convencionales parecen no ofrecer un cierre cognitivo, es decir, una explicación «que les cuadre» (Marchlewska, Cichocka & Kossowska, 2018; Leman & Cinnirella, 2013), y pueda también reforzar un sesgo que tienen contra los grupos poderosos o dominantes (Wood, Douglas & Sutton, 2012).

En suma, el virus conspirativo aparece en circunstancias en donde importantes eventos sociales generan suficiente incertidumbre en determinadas personas y las explicaciones convencionales no son satisfactorias. Antes de pasar a discutir qué implica que nuestra mente posea este virus conspirativo, es importante aclarar que no se niega la existencia de complots o ambiciones de poder en grupos humanos; es decir, basta con observar nuestro entorno próximo para reconocer que las personas somos capaces de confabular para beneficio personal o grupal, cayendo en conductas corruptas. Si llevamos eso a escenarios con mayor poder, se acrecienta el impacto de esas confabulaciones. Sin embargo, si bien por un lado está el reconocimiento de esas conductas en el espectro humano, por otro lado, está el llamado de atención a una perpetua explicación conspirativa para los grandes problemas sociales, en detrimento de las múltiples causas que intervienen en las complejidades del mundo. «Si tu única herramienta es un martillo, todos los problemas lo verás como un clavo». Ahora sí, observemos de qué está hecho este pensamiento conspirativo.

Características y efectos del virus conspirativo
El perfil de una persona que sostiene creencias conspirativas puede ser de lo más variado. A diferencia de los cuestionamientos que se puede realizar a otros tipos de creencias, como las sobrenaturales, las creencias conspirativas (cuando no son sobrenaturales) tienen mayor asidero en la realidad, pues se sostienen en señalar la conducta de confabulación, de complots; algo natural y observable en el ser humano. Entonces, ¿qué diferencias presenta una persona con el virus conspirativo?

Trabajos experimentales resaltan con claridad una característica particularmente relevante en las personas con un pensamiento conspirativo: la marcada tendencia a confundir la correlación con la causalidad; a asignar una explicación causal aun dentro de eventos aleatorios o co-ocurrentes (van der Wal, Sutton, Lange & Braga, 2018; van Prooijen, Douglas & De Inocencio, 2018). Por ejemplo, unir causalmente la cantidad de consumo de chocolate por país y la cantidad de premios nobeles por país. O acusar muertes presidenciales de distintos países y en un mismo año como evidencia de asesinatos secretos planeados. Como concluyen algunos investigadores: «el pensamiento conspirativo […] parece caracterizarse por la disposición a dibujar conexiones causales imaginarias entre eventos» (van der Wal et al., 2018, p. 33. Traducción propia).

Otras de las características asociadas a este pensamiento conspirativo es la preferencia por un procesamiento de la información más intuitivo en lugar de uno más analítico (Swami, Voracek, Stieger, Tran, & Furnham, 2014; Mikušková, 2017). En otras palabras, las personas que defienden las conspiraciones tienen más probabilidades de sobreestimar los conocimientos provenientes de la intuición en lugar de aquellos conocimientos que surgen por un proceso más lento y metódico. Si bien la intuición es un procesamiento útil y eficiente en muchas ocasiones, sobreestimarlo en desmedro de un análisis cauteloso, pormenorizado, puede llevar a cometer importantes sesgos y saltar a conclusiones de manera apresurada, sin las debidas contrastaciones entre las opciones de solución a un problema.

Por esa razón, si ante un evento de gran impacto social aparece un menú de opciones que ofrece explicaciones variadas, y en ocasiones complejas, en donde varios factores se interrelacionan, el pensamiento conspirativo muy probablemente decida valorar más la información que «siente» es la correcta, y aunque eso podría ser normal en todas las personas, la diferencia estaría en un bajo compromiso por querer reevaluar esa consideración a la luz de un proceso más racional, más analítico. ¿Y qué consecuencias puede traer este virus conspirativo? Tomar decisiones inadecuadas por rechazar fuentes expertas como las científicas. A continuación algunos ejemplos.

Las teorías conspirativas acerca del cambio climático conllevan a la negación de la ciencia y a ser menos responsables con el medio ambiente, pues no se considera verdadero el conjunto de evidencias o sugerencias que ofrece la comunidad científica al respecto (Lahrach & Furnham, 2017; Lewandowsky, Cook, Oberauer, Brophy, & Marriott, 2015; Uscinski, Douglas, & Lewandowsky, 2017; Uscinski & Olivella, 2017). Otro ejemplo está en el caso de la salud. Existe una teoría conspirativa que señala que las medidas anticonceptivas en la población africana o afroamericana son un tipo de genocidio contra esas personas (Ball, 2016; Ford, Wallace, Newman, Lee, & William, 2013), y se ha encontrado que los creyentes en esa teoría deciden tener menos cuidados en la salud sexual (Thorburn & Bogart, 2005). A modo general, cuando se cree en conspiraciones en el campo de la salud (por ejemplo: los médicos esconden la cura de una enfermedad porque los poderosos así lo desean), se reduce la confianza y adherencia a consejos médicos, mientras que se eleva la confianza en fuentes alternativas y no convencionales de la salud (Oliver & Wood, 2014).

En suma, el virus conspirativo genera fallas en el razonamiento por: i) confundir correlación con causalidad entre eventos incluso aleatorios, y ii) sobreestimar los conocimientos intuitivos por encima de los analíticos, cuyo efecto principal es tomar decisiones perjudiciales para la convivencia social y medioambiental, pues desestiman las fuentes expertas como las científicas. ¿Hay algún tratamiento para este virus?

Una posible vacuna
Pondremos como ejemplo la creencia conspirativa contra las vacunas. El caso nos permitirá observar dos aspectos fundamentales para combatir el virus conspirativo: i) la forma y ii) el contenido.

En la Internet se encuentran diversas páginas webs que defienden y persuaden al público de su posición en torno a las vacunas. Se ha observado que las páginas pro-vacunas se presentan como un repositorio de información basada en evidencia científica, mientras que las páginas anti-vacunas enfatizan los casos anecdóticos, interactuando más y ofreciendo mayor contención emocional a aquellas personas que se sienten inclinadas a dudar de las vacunas, lo que hace más efectiva sus estrategias, en contraposición de los pro-vacunas que son percibidos como distantes y elitistas (Grant, Hausman, Cashion, Lucchesi, Patel & Roberts, 2015; Kata, 2010; Moran, Lucas, Everhart, Morgan & Prickett, 2016).

Con respecto al contenido, el trabajo de Jolley y Douglas (2017) demuestra que las conspiraciones anti-vacunas pueden ser combatidas de manera eficaz si se aborda de manera preventiva. En sus palabras: «Nosotros sugerimos que presentando información anti-conspirativa primero, se puede de alguna manera inocular a las personas del potencial daño de las teorías conspirativas» (Jolley & Douglas, 2017, p. 7. Traducción propia). Si no se aprovecha esa oportunidad, será mucho más difícil, señalan los autores. Sin embargo, otras estrategias también se muestran efectivas para combatir el virus conspirativo ya instalado en la persona.

Por ejemplo, presentar información que desarticule los fundamentos de una conspiración (Warner & Neville-Shepard, 2014), ofrecer contraargumentos racionales a dichas creencias y ridiculizar a quienes las defienden (Orosz, Krekó, Paskuj, Toth-Király, Böthe & Roland-Lévy, 2016), estimular el pensamiento analítico en lugar del intuitivo (Swami et al., 2018), incrementar la capacidad crítica frente a los medios de comunicación (Craft, Ashley & Maksl, 2017) y desarrollar la literacidad científica, esto es, conocimientos científicos, confianza en la ciencia y pensamiento crítico, con énfasis especial en la confianza en la ciencia (Fasce & Pico, 2019).

En suma, la vacuna contra el virus conspirativo pasa por estimular un pensamiento analítico, aprender a aproximarse críticamente a los medios de comunicación, incrementar la literacidad científica, especialmente la confianza en la ciencia, y sobre todo, mejorar los estilos de comunicación pues como se observó, el mero hecho de poner a disposición toda la evidencia posible no es suficiente. Para mejorar la confianza en la ciencia será necesario representarla con interacciones personales más eficaces.

Conclusiones
La pandemia causada por el COVID-19 nos lleva a unirnos contra el virus SARS-CoV-2, ejerciendo nuestras responsabilidades desde el rol que tenemos en la sociedad. Sin embargo, el presente texto ha expuesto la convivencia que tenemos con «otro tipo de virus», uno mental, que emerge en ciertas condiciones sociales cual caldo de cultivo.

Reconocerlo de esta manera metafórica permitió caer en cuenta de un tipo de pensamiento (el conspirativo) que no es inocuo, sino que puede ser perjudicial para la salud y para el equilibrio medioambiental. Considerarlo como un virus nos llevó a reconocer que aparece por una necesidad de obtener explicaciones certeras y que coincida con la cosmovisión de esas personas, a costa de errores en el razonamiento, teniendo como consecuencias la toma de decisiones temerarias ignorando a las fuentes científicas. Finalmente, se expuso estrategias eficaces para combatir este virus conspirativo: en resumidas cuentas, los beneficios de una literacidad científica pero con un estilo de comunicación más cálido, más eficiente.



REFERENCIAS
Abalakina-Paap, M., Stephan, W. G., Craig, T., & Gregory, W. L. (1999). Beliefs in conspiracies. Political Psychology, 20(3), 637–647. doi:10.1111/0162-895X.00160
Ball, K. (2016). Cultural mistrust, conspiracy theories and attitudes towards HIV testing among African Americans. Journal of AIDS and Clinical Research, 7(8). https://doi.org/10.4172/2155-6113.1000602
Brotherton, R., French, C. C., & Pickering, A. D. (2013). Measuring belief in conspiracy theories: The generic conspiracist beliefs scale. Frontiers in Psychology, 4(279), 1–15. doi:10.3389/fpsyg.2013.00279
Bruder, M., Haffke, P., Neave, N., Nouripanah, N., & Imhoff, R. (2013). Measuring individual differences in generic beliefs in conspiracy theories across cultures: Conspiracy mentality questionnaire. Frontiers in Psychology, 4(225). doi: org/10.3389/fpsyg.2013.00225
Craft, S., Ashley, S., & Maksl, A. (2017). News media literacy and conspiracy theory endorsement. Communication and the Public, 2, 388–401. https://doi.org/10.1177/2057047317725539
Dentith, M., & Orr, M. (2017). Secrecy and conspiracy. Episteme, 14, 1–18. doi: 10.1017/epi.2017.9
Fasce y Pico (2019). Science as a vaccine. The relation between scientific literacy and unwarranted beliefs. Science & Education. doi: 10.1007/s11191-018-00022-0
Ford, C. L., Wallace, S. P., Newman, P. A., Lee, S. J., & William, E. C. (2013). Belief in AIDS-related conspiracy theories and mistrust in the government: Relationship with HIV testing among at-risk older adults. The Gerontologist, 53(6), 973–984. https://doi.org/10.1093/geront/gns192
Goertzel, T. (1994). Belief in conspiracy theories. Political Psychology, 15(4), 731–742. doi:10.2307/3791630
Grant, L., Hausman, B. L., Cashion, M., Lucchesi, N., Patel, K., & Roberts, J. (2015). Vaccination persuasion online: A qualitative study of two provaccine and two vaccine-skeptical websites. Journal of Medical Internet Research, 17(5), e133. https://doi.org/10.2196/jmir.4153
Imhoff, R., & Bruder, M. (2014). Speaking (un-) truth to power: Conspiracy mentality as a generalised political attitude. European Journal of Personality, 28(1), 25–43. doi:10.1002/per.1930
Jolley, D., & Douglas, K. M. (2017). Prevention is better than cure: Addressing anti-vaccine conspiracy theories. Journal of Applied Social Psychology, 47(8), 459–469. https://doi.org/10.1111/jasp.12453
Keeley, B. L. (1999). Of conspiracy theories. Journal of Philosophy, 96, 109–126. doi:10.2139/ssrn.1084585
Lahrach, Y., & Furnham, A. (2017). Are modern health worries associated with medical conspiracy theories? Journal of Psychosomatic Research, 99, 89–94. https://doi.org/10.1016/j.jpsychores.2017.06.004
Leman, P. J., & Cinnirella, M. (2013). Beliefs in conspiracy theories and the need for cognitive closure. Frontiers in Psychology, 4(378), doi:10.3389/fpsyg.2013.00378
Lewandowsky, S., Cook, J., Oberauer, K., Brophy, S., Lloyd, E. A., & Marriott, M. (2015). Recurrent fury: Conspiratorial discourse in the blogosphere triggered by research on the role of conspiracist ideation in climate denial. Journal of Social and Political Psychology, 3(1), 142–178. doi: 10.5964/jspp.v3i1.443
Marchlewska, M., Cichocka, A., & Kossowska, M. (2018). Addicted to answers: Need for cognitive closure and the endorsement of conspiracy beliefs. European Journal of Social Psychology, 48, 109–117. doi:10.1002/ejsp.2308
Mikušková, E. B. (2017). Conspiracy beliefs of future teachers. Current Psychology, 37. doi: 10.1007/ s12144-017-9561-4
Moran, M. B., Lucas, M., Everhart, K., Morgan, A., & Prickett, E. (2016). What makes anti-vaccine websites persuasive? A content analysis of techniques used by anti-vaccine websites to engender anti-vaccine sentiment. Journal of Communication in Healthcare, 9(3), 151–163. https://doi.org/10.1080/17538068.2016.1235531
Oliver, J. E., & Wood, T. J. (2014). Medical conspiracy theories and health behaviors in the United States. JAMA Internal Medicine, 174(5), 817–818. https://doi.org/10.1001/jamainternmed.2014.190
Orosz, G., Krekó, P., Paskuj, B., Tóth-Király, I., Bothe, B., & Roland-Lévy, C. (2016). Changing conspiracy beliefs through rationality and ridiculing. Frontiers in Psychology, 7(1525), https://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.01525
Swami, V., Voracek, M., Stieger, S., Tran, U. S., & Furnham, A. (2014). Analytic thinking reduces belief in conspiracy theories. Cognition, 133(3), 572–585. doi: 10.1016/j.cognition.2014.08.006
Thorburn, S., & Bogart, L. M. (2005). Conspiracy beliefs about birth control: Barriers to pregnancy prevention among African Americans of reproductive age. Health Education & Behavior, 32(4), 474–487. https://doi. org/10.1177/1090198105276220
Uscinski, J. E., Douglas, K. M., & Lewandowsky, S. (2017). Climate change conspiracy theories. Climate Science. doi: 10.1093/acrefore/9780190228620.013.328
Uscinski, J. E., & Olivella, S. (2017). The conditional effect of conspiracy thinking on attitudes toward climate change. Research & Politics. doi: 10.1177/2053168017743105
Van der Wal, R. C., Sutton, R. M., Lange, J., & Braga, J. P. N. (2018). Suspicious binds: Conspiracy thinking and tenuous perceptions of causal connections between co-occurring and spuriously correlated events. European Journal of Social Psychology. doi:10.1002/ejsp.2507
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Warner, B. R., & Neville-Shepard, R. (2014). Echoes of a conspiracy: Birthers, truthers, and the cultivation of extremism. Communication Quarterly, 62(1), 1–17. https://doi.org/10.1080/01463373.2013.822407
Wood, M. J., Douglas, K. M., & Sutton, R. M. (2012). Dead and alive: Beliefs in contradictory conspiracy theories. Social Psychological and Personality Science, 3(6), 767–773.doi: 10.1177/1948550611434786


viernes, 8 de mayo de 2020

CORONAVIRUS Y EL RETORNO DE LOS PROFETAS

CORONAVIRUS AND THE RETURN OF THE PROPHETS

Daniel Galarza Santiago
Pasante de Filosofía, Universidad de Guadalajara y autor del blog El escéptico de Jalisco
Correo-e: esceptico-jalisco@hotmail.com

De izquierda a derecha: 
Nostradamus, Sylvia Browne y Mhoni Vidente


Resumen: Durante tiempos de crisis, como en una pandemia, es común que las personas recurran a creencias paranormales para dar un sentido o tener la ilusión de control sobre la situación a través de conocimientos o métodos “trascendentes” o “sobrenaturales”. Entre los más solicitados se encuentran la adivinación y la profecía. Se adjudica a los presuntos videntes la capacidad de saber qué ocurrirá en el futuro, y con frecuencia se consultan para saber cómo podría afectar una crisis social. Lo usual, es que las profecías lleguen tarde, pues una vez ya se está en la crisis es común que se asegure que tal o cual profecía encaja con los acontecimientos presentes. En la pandemia actual de coronavirus esto no ha sido la excepción, y hoy se cuentan con varios ejemplos de videntes, profetas y brujos que se supone advirtieron de la pandemia, pero solo hasta que ésta es un tema de interés mundial es que se sabe de sus supuestas advertencias. Las profecías sobre el coronavirus muestran las mismas ambigüedades que cualquier otra presunta revelación del futuro que se haya dado desde los tiempos bíblicos. Para mostrar lo anterior, se analizarán tres casos que se han vuelto de los más sonados gracias a redes sociales y medios de comunicación: la psíquica cubana Mhoni Vidente, la difunta médium  norteamericana Sylvia Browne, y el popular astrólogo y profeta francés Nostradamus.

Palabras clave: Coronavirus, noticias falsas, profecías, psíquicos.

Abstract: During times of crisis, as in a pandemic, it’s common for people to resort to paranormal beliefs to give meaning or the illusion of control over the situation through "transcendent" or "supernatural" knowledge or methods. Among the most requested are divination and prophecy. Presumed psychics are given the ability to know what will happen in the future, and they are often consulted about how a social crisis might affect them. The usual thing is that the prophecies come late, because once you are in the crisis is common to ensure that this or that prophecy fits the present events. In the current coronavirus pandemic this has been no exception, and today there are several examples of psychics, prophets and sorcerers who are supposed to have warned of the pandemic, but it is only until this is a topic of global interest that their supposed warnings are known. The prophecies about the coronavirus show the same ambiguities as any other alleged future revelation since biblical times. To show the above, three cases that have become very popular thanks to social networks and media will be analyzed: the Cuban psychic Mhoni Vidente, the late American medium Sylvia Browne, and the popular French astrologer and prophet Nostradamus.

Keywords: Coronavirus, Fake news, Prophecies, Psychics.


"La gente ama el misterio, y la adaptación de predicciones vagas (ya sea de Browne, Nostradamus o cualquier otra persona) para adaptarse a los eventos actuales y recientes es un juego de salón atemporal que tiene más que ver con la psicología y la falta de pensamiento crítico que con los poderes psíquicos."
 Benjamin Radford.

La pandemia actual de coronavirus ha encendido alarmas en todo el mundo, lo que ya todos sabemos. Se trata de una emergencia mundial donde todos podemos aportar para evitar que su propagación sea aún más grande y sus consecuencias más graves. Esto también lo sabemos todos. Y con toda seguridad, al igual que otras grandes pandemias, tendrá importantes repercusiones en el curso de la historia, y eso lo sabemos bien todos por igual. Lo curioso, es que algunas de estas generalidades suelen mostrarse como particularidades asombrosamente predichas por videntes de ayer y hoy, como si en verdad hubieran sido capaces de mirar en el futuro (o en nuestro presente, si el supuesto profeta ya está muerto).

Hoy, todo el mundo está enterado de la gravedad de la pandemia, y se recurre de forma casi obsesiva a noticieros y sitios web para saber más sobre los orígenes y el futuro de las afectaciones causadas por el COVID-19. Algunas veces, incluso eclipsando otras noticias igual de importantes (1). Y en medio de tanta preocupación, los charlatanes regresan con los mismos viejos trucos de siempre.


De charlatanes-esperpento de ayer y hoy

En México, suplantando al difunto Walter Mercado en el papel de máximo charlatán-esperpento (2), encontramos a la astróloga y tarotista Mhoni Vidente, quien no se ha resistido a hacer predicciones que asombran sobre el coronavirus. Y no, no asombran por su exactitud, sino que asombra el que alguien en verdad le esté prestando atención. Al igual que otros astrólogos pop mexicanos, como el mencionado Walter Mercado, es promocionada como una psíquica con muchos aciertos, por lo que debería de tomarse en cuenta su opinión.

Según lo recoge Radio Fórmula el pasado 16 de marzo (3), la astróloga cubana asegura que habrá polaridad, algunos apoyando al gobierno y otros criticándolo por sus acciones; siguiendo con otras obviedades, Mhoni predice que habrá "una crisis económica muy fuerte, inseguridad galopando completamente en las calles. Es un mes clave, es el mes del renacimiento, es el mes de tomar decisiones y crear un nuevo mundo y un nuevo pensamiento" (4). Si esto es lo que presenta Radio Fórmula como noticias, no me imagino el motivo por el que han omitido una nota sobre el último gran descubrimiento científico... acerca de la propiedad del agua para mojar.

La astróloga aseguró que también habrá guerras, tragedias, caída de aviones, y que lo que se está viviendo ahora será fundamental para todo el año. También declara que para abril ya habrá una vacuna contra el actual coronavirus (5) que tardará un año para que todo el mundo se beneficie de este antídoto (6), junto a otro conjunto de disparates producto de su propia ignorancia, como que el coronavirus fue creado (7), que en China morirán más de 5 millones (cuando el global de muertos en China actualmente es de poco más de 4,600 y ya se han tenido días sin casos nuevos de contagios confirmados), que la vacuna ya existe pero Francia o Israel no la quieren dar a la luz, que saldrán nuevos volcanes de México, Ecuador y Asia... ¡hasta arcángeles vienen! Dicho de otro modo, Mhoni no está haciendo otra cosa más que lanzar varios dardos esperando que alguno dé en el blanco, un viejo truco de los charlatanes de la adivinación conocido como  shotgonning (8).

Estas supuestas predicciones abusan de los datos que el común de la gente conoce (hay crisis mundial, hay tensión entre potencias por el coronavirus y por el petróleo, hay polarización en la opinión pública), mezclándolas con mensajes apocalípticos que tienen un impacto en los creyentes que esperan lo peor para el futuro, y apuntando hacia los lugares concretos donde su mensaje es recibido (México, en este caso) para que no quede duda que deben identificarse con éste. Usando esta fórmula, cualquier presunto psíquico adquiere notoriedad, esperando que el impacto del mensaje sea lo bastante grande como para olvidarse de sus profecías fallidas del pasado. Sus seguidores, muy seguramente, habrán olvidado que Mhoni Vidente aseguraba en febrero que el coronavirus no llegaría a México hasta finales de abril y principios de mayo (9). Según parece, sus “poderes” no le ayudaron en ese entonces pues el virus tardó unos días después de su “predicción” en llegar a nuestro país a finales de febrero. También en aquel entonces hablaba de una cura para esta enfermedad (a saber cuál, porque las vacunas no curan, previenen, algo que evidentemente desconoce aquella que dice conocer el futuro... ¿y no conoce la definición básica de diccionario de "vacuna"?).

Cuando se expone a un profeta de este modo, cualquiera puede fijarse que las generalidades que afirma no dicen nada que no conozca el común de las personas, que sus profecías más específicas fallan con mucha regularidad, pero que son ocultadas con nuevas revelaciones impactantes, aderezándolas con la mística, la conspiranoia y la religiosidad necesarias, que también comparten el común de las personas sobre un momento tan caótico como el que actualmente vivimos. Tiempo después, Mhoni Vidente aseguró que alguien famoso iba a morir por COVID-19 (10). Con más de 240,000 muertes confirmadas y más de 3’000,000 de infectados alrededor del mundo, lo realmente sorprendente hubiera sido que ninguna persona del entretenimiento acabara contagiada.

Otra estafadora que se niega a desaparecer, a pesar de haber fallecido en 2013 (11), es la médium estadounidense Sylvia Browne. Esta supuesta psíquica, con enormes metidas de pata tanto en shows de televisión (12) como interviniendo en casos policiales (13) (entorpeciendo una y mil veces los casos), era una de las más famosas en aquel país. La también famosa consumidora de magufería y estrella pop, Kim Kardashian (junto a otros medios) (14), llamó la atención de sus millones de seguidores al mostrar la fotografía de una página del libro End of Days (2008) de la difunta vidente, donde se lee lo siguiente:

“Alrededor de 2020, una enfermedad grave similar a la neumonía se extenderá por todo el mundo, atacando los pulmones y los bronquios y resistiendo todos los tratamientos conocidos. Casi más desconcertante que la enfermedad en sí será el hecho de que de repente desaparecerá tan rápido como llegó, atacará nuevamente diez años después y luego desaparecerá por completo.”

Para Kardashian y millones de sus seguidores, estas son palabras del pasado que versaban sobre un futuro lejano, del que era imposible saber algo sin una fuente sobrenatural. Por supuesto, Kardashian y otros se olvidan de aquellas partes incómodas y hoy absurdas del libro, como que Browne aseguraba que habría una cura para el mal de Parkinson y la parálisis en 2012, concentrándose en aquello que parece encajar con la actualidad. Pero la profecía es más apariencia que exactitud cuando se la examina con detenimiento, tal como lo hizo Benjamin Radford (15), investigador paranormal y editor adjunto de la revista Skeptical Inquirer.

Para empezar, decir "alrededor del 2020" está lejos de significar "en el 2020":

«Lo que significa "alrededor de 2020" varía según un criterio subjetivo, y podría incluir un rango de más o menos tres o más años: la mayoría de las personas probablemente estaría de acuerdo en que 2017, 2018, 2019, 2021, 2022 y 2023 están "alrededor" de 2020. Usando este rango, vemos que la propagación de Browne es de más de siete (o más) años, más de media década.» (16)

¿Qué fue lo que "predijo" Sylvia "alrededor" de esas fechas? Que habría una "enfermedad grave similar a la neumonía", pero el SARS-CoV-2 no es una enfermedad grave similar a la neumonía (en casos graves, causa neomonía), y más del 80% de los infectados presenta síntomas leves. De hecho, otras variedades de coronavirus, como el SARS y el MERS causan síntomas más graves, por lo que hasta el día de hoy siguen estando en el ojo de la OMS.

Otra inconsistencia de la "profecía", descrita por Radford:

«Pero Browne también ofrece otra característica específica de esta enfermedad, la de "resistir todos los tratamientos conocidos". Esto tampoco describe COVID-19, que no "resiste todos los tratamientos conocidos"; de hecho, los médicos saben exactamente cómo tratar (aunque no vacunan o pongan en cuarentena de manera eficaz, que son medidas muy diferentes) la enfermedad, y es esencialmente lo mismo para la influenza u otras infecciones respiratorias similares. No hay nada único en la resistencia al tratamiento de Covid-19» (17).

Tampoco hay motivos para considerar que la futura desaparición de la pandemia sea desconcertante, si tomamos en cuenta el fondo de conocimientos en epidemiología y salud pública, que predicen (pero no profetizan) que las enfermedades infecciosas (especialmente enfermedades respiratorias) tienen patrones predecibles, algo que puede corroborarse con los datos de otras epidemias similares, como la del SARS entre 2004 y 2006, de influenza en 2009, o de MERS en 2012. Para Radford, la conclusión es evidente:

“Así que tenemos una predicción de dos oraciones escrita en 2008 por una delincuente convicto con un largo historial de fallas. La mitad de la predicción (la segunda oración) evidentemente no ha sucedido. La otra mitad de la profecía describe una enfermedad respiratoria infecciosa que no se parece al COVID-19 en sus detalles y que sucedería dentro de unos años a partir de 2020. En el mejor de los casos, tal vez una sexta parte de lo que dijo es exacto, dependiendo nuevamente de cuánta libertad estás dispuesto a darle en términos de fechas y descripciones vagas.”

Lo cierto es que Sylvia Browne, como todos los psíquicos famosos, fue un fraude y un fracaso (18) con cientos de errores en sus profecías y supuestas visiones psíquicas, pero que fue lo bastante cínica para abusar de aquellas personas que deseaban creerle. Y después de casi 7 años de su muerte, lo sigue haciendo.

Nostradamus, entre ambigüedades y fake news

Como no podía faltar en un escenario apocalíptico, varios medios se han hecho eco de unas supuestas profecías realizadas por el casi mítico Nostradamus. Si usted busca en Google "Nostradamus covid 19", obtendrá nada menos que 12 millones 500 mil resultados, y números similares puede encontrar si liga al astrólogo y médico renacentista con otra serie de acontecimientos de actualidad. Los medios que promocionaron las supuestas profecías del coronavirus, dan por hecho que Nostradamus predijo la llegada al poder de Napoleón y de Hitler, el asesinato de JFK, la llegada del hombre a la Luna, la guerra de Vietnam, la caída de las torres gemelas, la guerra de Irak, etc. La realidad es que estas leyendas urbanas carecen de sustento, ya que Nostradamus jamás predijo nada (19). Pero, ¿qué dicen las supuestas profecías de Nostradamus sobre el  nuevo coronavirus?

Según una imagen que se volvió viral, que incluso cuenta con la interpretación entre paréntesis, Nostradamus escribió:

“Y en el año de los gemelos (20-20)
surgirá una Reina (Corona)
desde el Oriente (China)
que extenderá su plaga (virus)
de los seres de la noche (murciélagos)
a la Tierra de las siete colinas (Italia)
transformando en polvo (muerte) a los
hombres del crepúsculo (ancianos).”
para culminar en la sombra de la ruindad. (Fin de la economía, tal como la conocemos).

Parece una profecía muy obvia, que encaja a la perfección con lo que actualmente sucede. Por desgracia, es demasiado buena para ser verdad. Sí,  por desgracia, porque si fuera real más de un escéptico tendría algo interesante qué investigar, pero no lo es.

La primer señal de su falsedad, es que esta "profecía" no está escrita en cuarteto, método que usó Nostradamus y que se encuentra plasmado en su más famosa obra Las Profecías (1555). De acuerdo a la revisión compartida por el diario Vanguardia (20), la palabra "plaga" solo aparece una sola vez en todo el libro del profeta francés, mientras que la palabra "polvo" se la encuentra seis veces, pero en ninguna profecía remotamente cercana a la compartida en redes sociales. La palabra "gemelos" no aparece en ninguna cuarteta (aunque el singular "gemelo" sí, en referencia a un niño). Por último, tal como explica el portal Snopes (21), no existe mención alguna de esta "profecía" en ninguna fuente antes del 2020, lo que evidencia el fraude. Probablemente se trató de un pequeño experimento social por parte de algún desquehacerado para observar cuán fácil se comparte información sin verificar en redes sociales. Algo similar había sucedido hace no tanto, cuando se aseguraba que Nostradamus tenía una profecía sobre el 11/S (22), que resultó ser una broma creada por un universitario. O quizás, solo fue un fake news más de cientos que han aparecido sobre el coronavirus (23).

Pero los partidarios de Nostradamus no niegan que el profeta de verdad tuvo algo qué decir sobre el SARS-CoV-2. Mientras algunos portales desmentían la  fake news arriba señalada, otros mencionaban una auténtica cuarteta como profecía cumplida:

“La gran plaga de la ciudad marítima
no cesará hasta que se vengue la muerte
de la sangre justa, condenada por un precio sin crimen,
de la gran dama indignada por la simulación.”

¿Qué quiso decir Nostradamus realmente? Quién sabe. En serio, nadie lo sabe. Es extraño que una cuarteta tan ambigua sea vista como profecía actual. Para empezar, la ciudad de Wuhan, donde se originó la actual pandemia, no es una ciudad marítima ni el virus tiene nada que ver con el mar o ciudades marítimas o con animales marinos, o con cualquier otra interpretación caritativa que se quiera dar. ¿Quiénes serían los de “la sangre justa”? Aquí es muy evidente qué fácil puede ser conectar este mensaje con cualquiera de las teorías del conspiravirus: un conspiranoico podría decir que esto significa que Nostradamus hablaba de un virus creado a modo de arma en contra de alguien más. ¿Quién lo creó? La "sangre justa" podría ser EEUU, pero también podrían ser China, o Rusia, etc. ¿Y quién es la “gran dama indignada por la simulación”? Nuevamente, los teóricos del conspiravirus podrían señalar a potencias mundiales, empresas multinacionales, líderes o medios de comunicación, y con todos podría encajar. Entonces, esta profecía encaja a la perfección con la conspiranoia, pero no parece decirnos nada sobre el mundo real.

Lo irónico de las profecías de Nostradamus es que éstas parecen ser inútiles, aun suponiendo que el astrólogo renacentista realmente tuviera capacidades paranormales, pues siempre se hace evidente que la profecía se ha cumplido una vez que ha sucedido algo. Nunca han servido para anticipar algún evento; ninguna catástrofe, ninguna guerra, y mucho menos ninguna pandemia ha sido evitada por las profecías de Nostradamus (y no se diga ya del resto de presuntos psíquicos). Es como si su club de fans se esforzara en calzar los hechos que experimentan en las ambigüedades que se leyeron en los libros del profeta. Y de hecho, ese es un método de prestidigitación usado por psíquicos como Nostradamus, llamado shoehorning (o "ajustar el calzado") (24).

Esta artimaña consiste en hacer coincidir hechos actuales con la agenda de alguna idea, doctrina, ideología o profecía personal, política o religiosa. "Este es un procedimiento extremadamente seguro, ya que no se puede demostrar que están equivocados y muchas personas no son conscientes de lo fácil que es hacer que algo parezca la confirmación de un reclamo después del hecho, especialmente si les das amplia libertad para hacer el ajuste del calzado", escribía Bob Carroll, autor de The Skeptic's Dictionary (25).

El eterno retorno de los profetas

Desmitificar las profecías es un cuento de nunca acabar, al igual que el resto de fake news. Ahora que he estado en cuarentena me he dado cuenta que soy un hombre de fe: tiendo a creer todavía que las personas son tan capaces de razonar y distinguir un engaño como cualquier fact checker,  pero el problema está en que se decidan a investigar, a saber qué es lo que hay detrás de todo aquello que se comparte por redes sociales. Basado en esa fe, considero que estos tres ejemplos son suficientes para demostrar que los supuestos profetas solamente usan trucos de cualquier adivino de feria, y conociendo estas tácticas, el lector está capacitado para evaluar otro conjunto de profetas y profecías que se han dado, y que se siguen dando como acertadas o como verdaderas. Dejo al lector el trabajo de revisar las profecías del "Nostradamus chino" Liu Ji o Liu Bowen (26), de las profecías de la Biblia (27), o las supuestas profecías de la literatura (28) y de series pop como Los Simpson (29), o el de su psíquico favorito.

Tome en cuenta que nadie nunca ha demostrado tener habilidades precognitivas o cualquier otra habilidad paranormal, que no existe método de profecía que haya acertado más de lo que cada quien podría acertar pronosticando cientos de calamidades para dentro de 5, 50, o 500 años, y que los pocos que han establecido fechas y ubicaciones específicas para una profecía siempre, pero siempre, han fracasado.

La profecía, como decía Carl Sagan, es un arte inútil, y probablemente sea igual de inútil desmitificarlas si las personas están dispuestas a creer. Eso lo han demostrado las personas en 1999, en el 2000, en el 2006, en el 2011, en el 2012, y en cualquier otro futuro apocalipsis. Pero siempre es interesante escuchar una buena historia apocalíptica, donde los eventos del presente anticipan la extinción humana. También es sumamente atractivo escuchar de superhumanos con capacidades extrasensoriales que podrían avisarnos de la siguiente calamidad (o que tal vez podrían ganarse más seguido la lotería adivinando los números premiados), pero es importante siempre separar la ficción de la realidad, las leyendas urbanas de lo que realmente lograron los profetas: nada.

Notas
1.  Véase, por ejemplo, “3 crisis internacionales que el COVID-19 está eclipsando (y una de ellas está en América)”, BBC News Mundo, Animal Político: https://www.animalpolitico.com/bbc/coronavirus-3-crisis-internacionales-covid-19-eclipsando/ Consultado el 02/05/2020.
 2. Schwarz, Mauricio-José; “El charlatán-esperpento”, blog El retorno de los charlatanes: http://charlatanes.blogspot.com/2004/01/el-charlatn-esperpento.html Consultado el 02/05/2020.
3.  Chavarría, Alejandra; “Mhoni vidente lanza terrible predicción para México sobre el coronavirus”, Grupo Fórmula: https://www.radioformula.com.mx/entretenimiento/20200316/mhoni-vidente-lanza-terrible-prediccion-para-mexico-sobre-el-coronavirus/ Consultado el 02/05/2020.
4.  Ibid.
5.  Mientras escribo, estamos a 2 de mayo del 2020, y seguimos sin vacuna.
6. Mhoni Vidente no parece comprender la diferencia entre una vacuna (un medio de prevención) y un antídoto (para curar una afección).
7.  Para una refutación científica, véase Andersen, Kristian, et.al.; “The proximal origin of SARS-CoV-2”, Nature Medicine, vol. 26, 2020: https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9 Consultado el 02/05/2020.
8.  Carroll, R. T.; “Shotgonning”, Skepdic: http://skepdic.com/shotgun.html Consultado el 02/05/2020.
9.  Cortés Martínez, Blanca; “Mhoni Vidente revela cuándo llegará el coronavirus a México (VIDEO)”, Grupo Fórmula: https://www.radioformula.com.mx/entretenimiento/20200227/mhoni-vidente-predicciones-marzo-2020-este-mes-en-mexico/ Consultado el 02/05/2020.
10.  “Escalofriante: Mhoni Vidente vaticina muerte de famosa cantante por Covid-19”, Tribuna: https://www.tribuna.com.mx/espectaculos/2020/3/21/escalofriante-mhoni-vidente-vaticina-muerte-de-famosa-cantante-por-covid-19-160795.html Consultado el 02/05/2020.
 11. Lo que no deja de ser irónico, pues fue incapaz de predecir su propia muerte, aunque lo intentó. Véase, Gámez, Luis Alfonso; “Famosa vidente muere once años antes de lo que ella había predicho”, Magonia: https://magonia.com/2013/11/21/famosa-vidente-estadounidense-muere-once-anos-antes-de-que-lo-que-ella-habia-predicho/ Consultado el 02/05/2020.
12.  Gámez, Luis Alfonso; “Amanda Berry vio en la tele cómo la vidente Sylvia Browne convencía a su madre de que había muerto”, Magonia: https://magonia.com/2015/05/14/amanda-berry-sylvia-browne/ Consultado el 02/05/2020.
13. Shaffer, Ryan; “The Psychic Defective Revisited: Years Later, Sylvia Browne’s Accuracy Remains Dismal”, Skeptical Inquirer, vol. 37, no. 5, 2013: https://skepticalinquirer.org/2020/03/the-psychic-defective-revisited-years-later-sylvia-brownes-accuracy-remains/ Consultado el 02/05/2020
14. “This book predicted 2020 coronavirus outbreak 12 years ago. Trending now”, India Today: https://www.indiatoday.in/trending-news/story/this-book-predicted-2020-coronavirus-outbreak-12-years-ago-trending-now-1652433-2020-03-04 Consultado 02/05/2020.
15.  Radford, Benjamin; “Sylvia Browne’s Non-Psychic, Non-Coronavirus Prediction”, Center for Inquiry: https://centerforinquiry.org/blog/sylvia-brownes-non-psychic-non-coronavirus-prediction/ Consultado el 02/05/2020.
16. Ibid.
17.  Ibid.
18.  Whalen, Andrew; “Who is Kim Kardashian’s version Nostradamus, psychic Sylvia Browne, and just how right has she been?”, Newsweek: https://www.newsweek.com/sylvia-browne-kim-kardashian-predictions-coronavirus-end-days-prophecies-books-montel-psychic-1492600 Consultado el 02/05/2020.
19.  Para comprender esto, véase Nickell, Joe; “Nostradamus: A new look at an older seen”, Skeptical Inquirer, vol. 34, no. 5, 2010:  https://skepticalinquirer.org/2010/09/nostradamus-a-new-look-at-an-old-seer/ Consultado el 07/05/2020; Dunning, Brian; “The Greatest Secret of Nostradamus”, Skeptoid podcast: https://skeptoid.com/episodes/4066 Consultado el 07/05/2020;  Carroll, Robert Todd; “Nostradamus”, The Skeptic’s Dictionary: http://skepdic.com/nostrada.html Consultado el 07/05/2020; Randi, James; The Mask of Nostradamus, Prometheus Books, New York, USA, 1993.   
20.  “Falso: Nostradamus no predijo el coronavirus”, La Vanguardia: https://www.vanguardia.com/mundo/falso-nostradamus-no-predijo-el-coronavirus-XY2155918 Consultado el 07/05/2020.
21.  Mikkelson, David; “Did Nostradamus predict  the COVID-19 pandemic?”, Snopes: https://www.snopes.com/fact-check/nostradamus-covid-19/ Consultado el 07/05/2020.
22.  “Did Nostradamus predict the 9/11 Attack?”, Snopes: https://www.snopes.com/fact-check/nostradamus-911-prediction/ Consultado el 07/05/2020.
23.  “El coronavirus y sus bulos: 500 mentiras, alertas falsas y desinformaciones sobre el COVID-19”, Maldito Bulo: https://maldita.es/malditobulo/2020/05/07/coronavirus-bulos-pandemia-prevenir-virus/ Consultado el 07/05/2020.
24.  Carroll, Robert Todd; “Shoehorning”, The Skeptic’s Dictionary: http://skepdic.com/shoehorning.html Consultado el 07/05/2020.
25  Ibid.
26.  Chambers, John; “The Chinese Nostradamus”, New Dawn: https://www.newdawnmagazine.com/articles/the-chinese-nostradamus Consultado el 07/05/2020.
27.  «Coronavirus: Bible expert warned of pandemic in 2005 – “God told you it would happen.” », Keep the Faith: https://www.keepthefaith.co.uk/2020/05/07/coronavirus-bible-expert-warned-of-pandemic-in-2005-return-of-the-plagues/ Consultado el 07/05/2020.
28.  “El libro de los años ochenta que «predijo» la creación en 2020 de un virus como arma biológica en Wuhan”, ABC Cultura: https://www.abc.es/cultura/libros/abci-coronavirus-libro-anos-ochenta-predijo-creacion-virus-como-arma-biologica-wuhan-202002241128_noticia.html Consultado el 07/05/2020.
29.  Evon, Dan; “Did ‘The Simpsons’ Predict the Coronavirus Outbreak?”, Snopes: https://www.snopes.com/fact-check/simpsons-predict-coronavirus/ Consultado el 07/05/2020.


(Una versión anterior del artículo se publicó el 23.03.20 en:
https://elescepticodejalisco.blogspot.com/2020/03/coronavirus-y-el-retorno-de-los-profetas.html)



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PANDEMIA: CORONAVIRUS Y VIRUS MENTALES

PANDEMIC: CORONAVIRUS AND MENTAL VIRUSES

Piero Gayozzo
Fundador y Sub Director del Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo
Correo-e: pgayozzo@ssh.org.pe


Resumen: La reciente aparición del SARS-CoV-2, causante del covid-2019, ha afectado al mundo entero. Diversas estrategias políticas y sanitarias han sido emprendidas para contenerlo. Como era de esperarse, los defensores de diversas pseudociencias han aprovechado la ocasión para pronunciarse y promocionar sus falsos tratamientos. En este artículo revisaremos algunas actitudes anticiencia, lo cual incluye pseudoterapias, teorías de conspiración, soluciones religiosas y la actitud negacionista de políticos populistas y nacionalistas durante esta crisis.

Palabras clave: Ciencia, Pseudociencia, Nacionalismo, Pandemia, coronavirus, teorías de conspiración.


Abstract: The recent appearance of SARS-CoV-2, the cause of covid-2019, has affected the entire world. Various political and health strategies have been developed to contain it. As it was expected, pseudosciences supporters have used the occasion to speak out and promote their false treatments. In this article, we will review some anti-science attitudes, including pseudo-therapies, conspiracy theories, religious solutions, and the denial attitudes of populist and nationalist politicians during this crisis.

Keywords: Science, pseudoscience, nationalism, pandemic, coronavirus, conspiracy theories.

Coronavirus
El SARS –CoV-2 es el nombre oficial del virus responsable de provocar la enfermedad del CoVid-2019, una especie de neumonía cuyos efectos varían desde el desarrollo de síntomas poco severos hasta complicaciones respiratorias que llevan a la muerte.
En vista de su alta virulencia, diversos países del mundo han adoptado la estrategia de aplanar la curva para frenar su avance. Esta estrategia fue acondicionada por Rosamund Pearce en The Economist a partir del trabajo de Noreen Qualls et al. en el 2017 en el que se presenta una serie de intervenciones no farmacéuticas en las que la comunidad puede llevar a cabo acciones para ralentizar la propagación de un virus respiratorio o una pandemia. Su actualización final fue producto del trabajo de Drew Harris de la Thomas Jefferson University of Philadelphia.
El aplanamiento de la curva consiste en frenar el avance del contagio por medio de acciones como el distanciamiento social para evitar el colapso del sistema de salud y de los centros de atención que se suscitaría de permitir la proliferación del virus en condiciones de vida normales. Esto generaría que los casos de infección puedan mantenerse dentro de la cantidad que los centros de salud pueden tolerar, además de brindar tiempo para diseñar nuevas estrategias de acción frente a la pandemia.

Pseudociencias
Las pseudociencias son producto de un errado entendimiento de la ciencia, un desconocimiento de su filosofía y la presencia de ideas mágicas o sobrenaturales en quienes las desarrollan, quienes las defienden y quienes las practican.
La peligrosidad de estas creencias se pone de manifiesto en momentos como el que atravesamos, pues a pesar de las recomendaciones que ofrece la comunidad científica y de las medidas dispuestas por los gobiernos, la desinformación sigue presente y una gran lista de alternativas, recomendaciones y pseudoterapias derivadas de las pseudociencias pululan en Internet y generan falsas esperanzas y confusión en la población no especializada.
Quizás la mayor crítica deba recaer sobre las falsas afirmaciones que ciertos personajes públicos y organizaciones han realizado desde que China reportara la aparición de este nuevo virus. Sobre todo por el alcance que pueden tener sus comentarios en la población y las consecuencias fatídicas que derivarían de seguir aquellas instrucciones, por más bien intencionadas que estas fueran.
Repasemos algunas de estas terapias falsas, algunas teorías de conspiración y ciertos oportunismos políticos detrás de la pandemia que atravesamos.

Los falsos tratamientos y prevenciones
Aromaterapia
GuruNanda es una empresa dedicada a la venta de aceites esenciales, promotora de la aromaterapia y de la falsa medicina holística. Esta ha sido una de las primeras compañías en ser advertidas por la FDA de Estados Unidos por difundir información falsa y vender productos que no han sido aprobados para el tratamiento del coronavirus. Algunas de sus afirmaciones eran tan descaradas como indicar que “Municipios en Wuhan recomendaban la aromaterapia como medida preventiva” o que “los aceites esenciales destruyen virus y otros patógenos” (vea la carta del FDA aquí).
Lo bueno es que GuruNanda, no fue la única en ser amonestada sobre sus falsas prácticas en Estados Unidos. La Vivify Holistic Clinic también fue advertida por la FDA y la Federal Trade Comission (FTC) por vender productos y falsos tratamientos con tés herbales para pacientes infectados. En total fueron 7 las empresas notificadas por el FDA por sus prácticas y publicidad fraudulentas.
Lamentablemente, en Europa, donde la infección por SARS-CoV-2 ha recrudecido, los inescrupulosos también se han hecho presentes. La empresa española Aurum Wellbeing en su blog brindaba detalles de cómo prevenir, tratar y curar el coronavirus empleando aromaterapia. Su principal producto era el Ravintsara hecho de Cinnamomum camphora (alcanforero). Haciendo hincapié en la existencia de “pruebas científicas indiscutibles” sin siquiera presentarlas, esta empresa es una más de las tantas que esperan lucrar con la necesidad de las personas. En Hong Kong, la plataforma web Green Queen Media también se sumó a la desinformación al compartir las recomendaciones que la “experta” Emma Ross brindaba para evitar el contagio del coronavirus haciendo uso de la aromaterapia.

Biodescodificación
La biodescodificación o Nueva Medicina Germana (NMG) es una pseudociencia que cataloga las enfermedades como productos de alteraciones emocionales y considera los agentes patógenos como instrumentos de curación. Basa sus tratamientos en 5 premisas falsas que denomina como “5 leyes biológicas”. La NMG fue creada por el médico alemán Ryke Geerd Hamer, quien además de estar envuelto en escándalos legales, era partidario de la conspiración sionista internacional y negacionista del VIH.
Para nuestro pesar, los seguidores de esta patraña también tienen sus recomendaciones para lidiar con el coronavirus. Basta con buscar en Internet para toparse con un video del “biodesprogramador” mexicano Fernando Sánchez. Para este sujeto el coronavirus sería un agente reparador del cuerpo. En su video niega que los virus se transmitan (contagio), niega que causen los síntomas de la enfermedad y además de ello atribuye que el miedo a morir de coronavirus y la sospecha que tengamos de que alguien esté enfermo a nuestro alrededor, son las verdaderas causas de la neumonía de Wuhan. Para este señor, las emociones negativas son el origen del CoVid-2019.

Homeopatía
La homeopatía es una pseudoterapia que data del siglo XVIII y que recurre a la lógica de: “aquello que te provoca el problema, también lo cura”. Sus productos suelen diluir en agua sustancias en proporciones ínfimas, al punto en que el medicamento resulta ser simplemente agua. Pese a toda la evidencia en su contra, el 29 de Enero el Ministerio de Ayurveda de la India emitió un comunicado en el que abogaba por el uso de homeopatía y medicina tradicional para evitar la infección de coronavirus. ¿A qué se debe esta “recomendación”? Principalmente a que el gobierno de la India tiene un fuerte carácter nacionalista que recurre a la tradición y la religión como mecanismos de manipulación.
La Faculty of Homeopathy es una organización inglesa dedicada a la promoción de la homeopatía como una terapia verdadera y exitosa en sus tratamientos. En su portal, instaron a sus seguidores a acatar las recomendaciones generales de limpieza y a consumir dos productos contra el coronavirus, Gelsemium 30c y el Bryonia 30c, pues, de acuerdo a su información, poseen una larga tradición de uso oral para tratar gripes.

Rezos, cántos y mantras
Por su parte, el Dalai Lama recomendó a sus seguidores cantar el mantra Tara para evitar el contagio de SARS-CoV-2. Aunque días después indicara que rezar no es suficiente para curar el malestar físico. Otros mecanismos espirituales propuestos han sido los infaltables rezos y las mantralizaciones. Medio millar de monjes budistas se reunió en la capital de Sri Lanka para recitar mantras y hacer frente a la crisis desatada por el coronavirus.
El pastor evangelista Kenneth Copeland durante un programa de televisión instó a sus seguidores a que pusieran las manos sobre la pantalla del televisor e invocando el nombre de Jesús los “curó” del coronavirus.
Otra terrible negligencia fue la inoportuna declaración del Presidente mexicano Andrés López Obrador que minimizó los riesgos de contagio al instar a la gente a que siga abrazándose como saludo, pues no pasaría nada (sic) al hacerlo. A ello, agregó en plena conferencia de prensa que las estampas de Jesús y otros amuletos de la suerte sirven como escudos protectores para diversos males como la corrupción; idea similar a la petición de “protección” que el presidente colombiano Iván Duque solicitó a la Virgen de Chiquinquirá.

Lejía “milagrosa”
El Suplemento Mineral Milagroso (Miracle Mineral Solution) es un líquido compuesto por clorito de sodio, lo que la asemejaría a la lejía común, que es promocionada como cura para el VIH, la hepatitis y otras enfermedades. Este producto es vendido por la Genesis II Church of Health and Healing, un grupo dedicado a “llevar la salud al mundo”. QAnon, por su parte, es una comunidad que sigue una teoría conspirativa que apoya a Donald Trump iniciada en el foro 4Chan que gira en torno a los mensajes en clave que un usuario denominado Q posteaba. Lo curioso de todo esto es que  los seguidores del MMS y de QAnon proponen que el Suplemento Mineral Milagroso sea consumido para curar el coronavirus.

Plata coloidal
En los años 70 el pastor norteamericano Jim Bakker gozó de popularidad hasta caer en desgracia tras un escándalo sexual, hoy promociona pseudoterapias contra el coronavirus y enfrenta posibles acciones legales de la FDA. En su programa de televisión, el pastor, vendía plata coloidal como un tratamiento efectivo contra el coronavirus. Esta sustancia consiste en suspensiones de plata en algún líquido y pese a su nula eficacia y carencia de pruebas medicinales, suele recetarse como bebestible para tratar diferentes enfermedades. Según el pastor, la solución desactivaba el coronavirus en solo 12 horas tras su consumo.

Los falsos orígenes del coronavirus
Para una sección de la comunidad islámica el virus sería parte de una venganza provocada por el mismísimo Allah. China es un país que como tantos alberga comunidades de diversas etnias. Una de ellas es la comunidad Uigur ubicada en la zona nororiental del gigante asiático, está compuesta por cerca de 20 millones de personas que profesan el islamismo suní. Algunas tensiones se han desatado entre esta comunidad y el gobierno central, pero desde el 2014 el posible extremismo religioso generó una persecución que ha llevado a la retención de miles de personas y su confinamiento en centros de re-educación en Xinjiang.
Ahora, tras el brote del coronavirus, algunos medios y personajes populares del mundo árabe, como Bashir bin Hassan (clérigo tunesino) o el indio musulmán Ilyas Sharafuddin consideraron el coronavirus una represalia de Allah por los maltratos que el gobierno chino impuso a los Uigures. Otros consideran al coronavirus como un “soldado de Allah” enviado para castigar a Occidente y a los pecadores.

El coronavirus es un arma biológica
En este recuento repleto de pensamiento mágico y pseudocientífico, no podían quedar fuera las teorías conspirativas. De acuerdo a algunos estudios, los seguidores de las teorías conspirativas comparten no solo el razonamiento teleológico presente en los creacionistas, sino que poseerían ciertas características como la desconfianza y la adhesión a ideologías excéntricas.
Aunque la discusión no ha quedado relegada a espacios marginales de Internet, sino que forma parte de alguna retorcida estrategia nacionalista entre las potencias de momento: China y Estados Unidos.
Hace unos días, Zhao Lijian, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de China, compartió en su cuenta de Twitter el supuesto origen del SARS-CoV-2. Para este funcionario chino, el virus habría sido llevado por el ejército norteamericano durante su estancia en Wuhan con motivo de los Juegos Mundiales Militares que se suscitaron en China en Octubre del 2019.
Desde el otro frente, el Senador republicano Tom Cotton, durante una entrevista con Fox News dio a entender que el coronavirus puede haber sido fruto de un experimento en un laboratorio de alta seguridad de Wuhan.
Cabe resaltar que un último estudio publicado en Nature Medicine ha desmentido la posibilidad de que el SARS-CoV-2 haya sido confeccionado en algún laboratorio, por el contrario, su capacidad infecciosa se debe a la selección natural.

La derecha populista y el coronavirus
Para el sociólogo peruano Farid Kahhat las recesiones económicas y, principalmente, el cómo reaccionen las autoridades frente a estas crisis, la polarización política de la sociedad entre el “pueblo” y la “élite” (populismo), y la concepción negativa del intercambio cultural (migraciones) son algunas de las razones que han favorecido el auge de la derecha radical o derecha populista en el mundo (Kahhat, 2019). Estos movimientos apelan al nativismo, al autoritarismo y al populismo como mecanismos de acceso al poder, estrategias que definitivamente han sido empleadas por los actuales gobiernos de Donald Trump, Viktor Orban o Jair Bolsonaro.
Como lo demuestra un estudio publicado en Political Psychology (2019), existe una fuerte vinculación entre los conservadores, los partidarios del autoritarismo y los seguidores de la extrema izquierda y, principalmente, de la extrema derecha, con la creencia en teorías de conspiración y la desconfianza en la ciencia. Esto se debería a la tendencia psicológica de los miembros de estos grupos por tener control sobre la incertidumbre y la necesidad de adecuar a conveniencia la información que contradiga sus creencias.

Trump y Bolsonaro: errores imperdonables
Las líneas anteriores podrían ser las razones de la intervención tardía de la administración Trump y la inacción del gobierno de Bolsonaro ante la pandemia del coronavirus.
La actitud del presidente brasileño frente al coronavirus se ha mantenido igual desde el inicio hasta el momento de escrito este artículo: incredulidad total. Según Bolsonaro, el coronavirus sería una “gripecita” sobredimensionada por la prensa internacional, de ahí que iniciara una campaña contra la cuarentena nombrada #BrasilNoPuedeParar. Para bien de los brasileños, la Justicia Federal de Río de Janeiro prohibió cualquier intento por frenar las medidas preventivas. Hasta el momento, los intentos de Bolsonaro por evitar las medidas de distanciamiento social tan solo han servido para alejarlo de algunos funcionarios públicos,  reducir su popularidad y exponer a la sociedad civil al contagio.
Estados Unidos también nos deja en claro el peligro del pensamiento populista. En una entrevista por teléfono en Fox News, antes de que llegara el SARS-CoV-2 a EEUU, el presidente Donald Trump también minimizó el problema. Quizás lo más desafortunado que hizo fue afirmar que el porcentaje de muertos por coronavirus ofrecido por la Organización Mundial de la Salud (3.4%) era falso y que los infectados podían curarse por sí mismos a los pocos días del contagio.
Conforme la infección se expandía por el mundo, Trump no tuvo mejor idea que apelar al discurso favorito de la extrema derecha: el nacionalismo. Proferir comentarios xenófobos, como nombrar al SARS-CoV-2 el virus “chino” o arremeter contra los demócratas al condenar que las fronteras abiertas eran un peligro para Estados Unidos (algo que ya había insinuado tiempo atrás al indicar que los inmigrantes mexicanos llevaron enfermedades a EEUU) y volver a retomar la necesidad de un muro con México fueron parte de las estrategias con las que distrajo la atención mediática y desatendió al país. Ahora, norteamérica se ha convertido en el epicentro de la pandemia con más de cien mal casos confirmados.
Para comprender mejor el triste actuar de dichos personajes, no está de más recordar que ambos mandatarios son negacionistas del cambio climático abiertamente declarados.

Putin y Orban aprovechan el pánico
También existen quienes aprovechan este periodo de crisis para afianzarse en el control gubernamental. Hace unas semanas, en plena crisis, en Rusia se aprobó una enmienda constitucional según la cual el Presidente ruso podría gobernar más allá de los periodos permitidos y asumir dos nuevos mandatos (2024-2036) una vez finalizado el vigente. El último paso sería el referéndum popular que sería programado para cuando finalice la cuarentena.
Por otro lado, el primer ministro de Hungría, el pro-fascista Viktor Orbán, dictaminó un decreto con el que se le otorgan poderes especiales de gobierno al Ejecutivo de manera indefinida y se penaliza la divulgación de cualquier información que se considere como falsa.

Virus mentales
La batalla contra el coronavirus es solo una de las tantas que debemos enfrentar. La desinformación, los fake news, las pseudociencias, el postmodernismo, las ideologías radicales (nacionalismo, racismo y homofobia) y las creencias sobrenaturales son parte de un mismo paquete de virus que infectan nuestras mentes y deshumanizan a la gente. Estos virus mentales, metáfora acuñada por el biólogo Richard Dawkins, se propagan con facilidad y no requieren de evidencias para ser sostenidas, sino tan solo creencias fuertes basadas en emociones y en la exaltación del misterio.
Para combatirlas hace falta difundir el pensamiento crítico y la cultura científica. Hace falta compromiso de parte de la comunidad racionalista y de los medios de comunicación por promover, defender e incentivar la educación, la investigación y la divulgación científicas por sobre el oscurantismo, la tradición irreflexiva y las añoranzas retrógradas de los colectivos anticiencia y de los inescrupulosos que lucran con la desesperación de las personas.
Mientras los laboratorios y la comunidad científica desarrollan una vacuna contra el SARS-CoV-2, es nuestro deber, Humanistas, desarrollar una vacuna efectiva contra los virus mentales.

(Artículo ampliado del publicado originalmente como "Pseudociencias tras el coronavirus" el 23 marzo del 2020 en: http://descreidos.utero.pe/2020/03/23/pseudociencias-tras-el-coronavirus/).

Referencias
Kahhat, Farid. El eterno retorno. La derecha radical en el mundo contemporáneo. Ed. Planeta. Lima. 2019.
Douglas, Karen; Uscinski, Joseph; Sutton, Robbie; Cichocka, Aleksandra; Nefes, Turkay; Siang Ang, Chee; Deravi, Farzin. Understanding Conspiracy Theories. Advances in Political Psychology, Vol. 40, Suppl. 1, 2019. doi: 10.1111/pops.12568

Reseña: Mahner, Martin (2022). Naturalismo. La metafísica de la ciencia

(Trad. del alemán de Francisco José Mota Poveda). Pamplona: Laetoli, 236 págs. Por Manuel A. Paz y Miño, director de Neo-Skepsis   Mahner es...